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Tipos de Oposiciones

Las oposiciones son un sistema selectivo que utiliza la Administración para elegir a los mejores candidatos para ocupar una o varias plazas de empleado público.

Se trata de un procedimiento en el que todos los candidatos tienen las mismas oportunidades de demostrar su valía y, por tanto, pueden competir en condiciones de igualdad.

Así que, si estás buscando un buen futuro laboral, donde se valore tu capacidad de forma objetiva y puedas disfrutar de total estabilidad, preparar una oposición es una de las mejores opciones.

En unas oposiciones puedes encontrarte todo tipo de pruebas, en función de los conocimientos o habilidades que quieran evaluarse.

Por ejemplo, para plazas de tipo administrativo, será importante comprobar tus conocimientos jurídicos, habitualmente de forma memorística o a través de algún caso práctico.

Sin embargo, en oposiciones para cuerpos de seguridad, es prioritario evaluar tus rasgos de personalidad y tu aptitud física para ejercer las funciones del puesto.

Por tanto, algunos de los tipos de exámenes más habituales en las oposiciones son los siguientes:

  • Cuestionarios tipo test. Como sabes, se trata de un ejercicio escrito donde deberás indicar la respuesta correcta a cada pregunta, eligiendo entre varias opciones disponibles (normalmente cuatro). Suelen ser exámenes bastante largos y donde los errores influyen negativamente en tu puntuación (es habitual que cada error te descuente un tercio o un cuarto del valor de una pregunta acertada).
  • Exámenes de preguntas cortas. Son relativamente frecuentes en oposiciones de tipo administrativo. Se trata de responder por escrito a varias preguntas concretas sobre el contenido del temario. Normalmente, las respuestas deben tener una extensión bastante limitada, de unos pocos párrafos.
  • Exámenes de desarrollo por escrito. En este caso te plantearán un tema o pregunta de carácter general, que deberás desarrollar libremente con una extensión mucho más amplia. En algunos casos tendrás que relacionar conceptos de distintos temas para responder a la cuestión que te piden.
  • Supuestos prácticos. Se trata de pruebas escritas en las que tienes que resolver un caso práctico relacionado con las materias del programa. Por ejemplo, hacer la liquidación de un impuesto, calcular las mensualidades de un préstamo, resolver un supuesto de tipo jurídico, etc.
  • Exámenes de informática. Aunque podríamos incluirlos en el punto anterior, por su carácter específico y la frecuencia con que se incluyen en las oposiciones, merecen un apartado propio. Así, en muchos procesos selectivos de tipo administrativo (por ejemplo, para Auxiliares Administrativos) deberás realizar un examen práctico sobre procesadores de texto, hojas de cálculo y, en algunos casos, bases de datos.
  • Exámenes orales. Sin duda, estas son unas de las pruebas más complicadas que puedes encontrarte en una oposición. Se trata de exponer de forma oral uno o varios temas (habitualmente elegidos al azar) ante el tribunal del proceso selectivo. Suele incluirse en las oposiciones más difíciles, fundamentalmente del grupo A1.
  • Cuestionarios psicotécnicos. Son pruebas de tipo psicológico que tienen como objetivo determinar las aptitudes de una persona o evaluar ciertos rasgos de su personalidad. Son frecuentes en las oposiciones de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
  • Entrevistas personales. También son frecuentes en los distintos cuerpos de Policía. Consisten en una entrevista presencial con el tribunal de la oposición, donde deberás responder a las distintas cuestiones que te planteen. Suelen referirse a aspectos de tu carácter o personalidad, cuestiones biográficas o, muy a menudo, tu motivación para presentarte a la oposición.
  • Pruebas físicas. Se trata de distintos ejercicios físicos que deben superar los candidatos para demostrar su capacidad para desempeñar las funciones del puesto. Se incluyen en las oposiciones de Bomberos, cuerpos de Policía, Ejército y similares.
  • Pruebas de carácter práctico. Con esta denominación nos referimos a ciertos exámenes, relativamente poco frecuentes, en los que debes demostrar ciertas habilidades prácticas relacionadas con el puesto al que quieres acceder. Por ejemplo, en algunas oposiciones de bomberos podrían evaluar tu manejo de las herramientas de extinción de incendios.

Podemos clasificar las oposiciones de acuerdo con diferentes criterios. Por ejemplo, en función de la Administración que convoca las plazas, según la titulación exigida (o el grupo de funcionarios a que pertenecen), etc.

Así, en función de la Administración convocante, podemos distinguir entre:

  • Oposiciones del Estado.
  • Oposiciones de las Comunidades Autónomas.
  • Oposiciones de Entidades Locales (ayuntamientos, diputaciones provinciales, cabildos y consejos insulares, consorcios, etc.).
  • Oposiciones de Universidades públicas.

Por otra parte, según la titulación exigida para presentarse o el grupo funcionarial al que pertenecen las plazas convocadas, diferenciamos los siguientes tipos:

  • Oposiciones del grupo A (A1 y A2), que exigen la titulación de Grado o equivalente.
  • Oposiciones del grupo C1, para las que te bastará el título de Bachiller o Técnico de FP.
  • Oposiciones del grupo C2, que requieren titulación de ESO o equivalente.
  • Oposiciones del antiguo grupo E (actualmente denominado “otras agrupaciones profesionales sin titulación”), que no exigen ninguna titulación específica.

Como decíamos al principio, las oposiciones pueden ser una magnífica oportunidad laboral. Si buscas estabilidad en el trabajo y unas buenas condiciones, el empleo público es una de las mejores opciones.

Así, las principales ventajas que tiene el sistema de oposiciones son las siguientes:

  • Te permiten acceder a un empleo público estable y de calidad. Aparte de la estabilidad laboral, es frecuente que las condiciones retributivas y la jornada laboral sean mejores que para puestos equivalentes en el sector privado (con excepciones).
  • Los requisitos, exámenes y criterios de evaluación están claramente definidos a priori, de forma objetiva. Por tanto, desde el primer momento sabrás cómo debes prepararte y qué te van a exigir en las pruebas de la oposición.
  • La ley garantiza que compitas en condiciones de igualdad con los demás candidatos, valorándose únicamente tu mérito y capacidad para desarrollar el trabajo de que se trate.
  • Si no estás de acuerdo con alguna cuestión que se haya producido durante el proceso selectivo, dispones de herramientas legales para hacer valer tus derechos.

Como sabes, la variedad de oposiciones que existen en España es muy amplia. Hay procesos selectivos para todo tipo de titulaciones, que son convocados por administraciones muy diferentes.

Cada oposición tiene sus propias características, con ciertas ventajas e inconvenientes. Lo ideal es que encuentres aquel proceso selectivo que mejor encaje con tus preferencias, capacidades y objetivos. Por tanto, cada persona debe buscar la oposición más adecuada para él o ella.

Algunos de los criterios que deberías tener en cuenta para elegir son los siguientes:

  • La titulación exigida. Por supuesto, si no dispones de la titulación académica que te piden, no podrás presentarte a la oposición, como es lógico. De todos modos, dado que hay plazas para todos los niveles de titulación, no tendrás problema en disponer de bastantes opciones en cualquier caso.
  • Otros requisitos de acceso. Por ejemplo, en aquellos tipos de plazas donde se pida un determinado rango de edad, estatura, agudeza visual, etc. Comprueba siempre que cumples todos los requisitos antes de empezar a prepararte.
  • Tu vocación profesional. Aunque a veces se pasa por alto este aspecto, es realmente importante. Al fin y al cabo, probablemente será la profesión que desempeñes durante el resto de tu vida laboral. En ámbitos como el sanitario o el de la docencia, la vocación suele tener un papel más destacado. Sin embargo, en otros sectores no se le da tanta importancia. En cualquier caso, cuanto más te guste esa profesión, más fácil te resultará el proceso de preparación y más feliz serás en tu puesto de trabajo.
  • La dificultad del procedimiento selectivo. En función del tiempo que puedas o quieras dedicar a prepararte, así como tu capacidad y habilidades propias, puedes optar por oposiciones más fáciles o más complicadas. Algunos de los factores indicativos de la dificultad del proceso selectivo son los siguientes:
    • La extensión y dificultad del temario. Desde luego, no es lo mismo estudiar los 11 temas de Correos que los 465 de las oposiciones de Abogado del Estado.
    • La estructura del proceso selectivo y el tipo de exámenes de la oposición. Por ejemplo, los exámenes orales suelen considerarse más difíciles que otro tipo de pruebas (como los cuestionarios tipo test).
    • La existencia o no de pruebas físicas y su nivel de dificultad.
    • La periodicidad de las convocatorias. Cuanto menos frecuentes sean, más competencia existirá entre candidatos.
    • El número de plazas convocadas y el número de opositores que se presenten, por el mismo motivo.

De forma muy resumida, para presentarte a una oposición vas a necesitar, entre otras cuestiones, lo siguiente:

  • Cumplir todos los requisitos de acceso exigidos en las bases de la convocatoria (principalmente, titulación, nacionalidad, edad y capacidad).
  • Disponer de tiempo suficiente para prepararte, tanto para estudiar el programa teórico como, en su caso, para preparar las pruebas físicas o los ejercicios prácticos. En este punto, debes tener en cuenta que cada tipo de plazas requiere un compromiso de tiempo distinto, pero no es imprescindible que te dediques a tiempo completo a la oposición. De hecho, muchísimos candidatos compaginan el estudio con un trabajo u otras ocupaciones.
  • Aunque no sea imprescindible, es muy recomendable que cuentes con la ayuda de una academia especializada en oposiciones. De lo contrario, puedes partir con una cierta desventaja respecto de otros candidatos. Ten en cuenta que una buena academia va a proporcionarte un temario actualizado y de calidad y un sistema de estudio específicamente diseñado para tu oposición. Además, te darán acceso a un equipo de profesores y tutores que podrán resolver todas tus dudas antes de enfrentarte a los exámenes. En este artículo te contamos cómo elegir academia.
  • Y, por supuesto, lo más importante es que tengas la motivación y la constancia necesarias para afrontar el proceso de preparación. Sin duda, ser constante es la virtud más destacada de un buen opositor y una de las grandes claves para superar el proceso selectivo.

Algunas de las recomendaciones más importantes que podemos darte para el proceso de estudio de una oposición son las siguientes:

  • Organízate antes de empezar a estudiar. Deberías buscar un lugar tranquilo para trabajar, donde nadie te moleste, y establecer un horario de estudio que puedas cumplir a diario. Adquirir (y mantener) una buena rutina de estudio es clave para que tengas éxito en el proceso selectivo.
  • Márcate objetivos. Por ejemplo, proponte estudiar un determinado número de temas cada mes o cada semana. Si se trata de pruebas físicas, fíjate objetivos de marcas a superar cada cierto tiempo. _En cualquier caso, lo más importante es que revises periódicamente si estás o no logrando los objetivos propuestos y hagas los ajustes necesarios.
  • Combina el estudio de nuevos temas con el repaso de los anteriores. Esto te ayudará a asentar los conocimientos en la memoria a largo plazo. En cualquier caso, debes reservar un período final antes de los exámenes para repasar todo el temario.
  • Utiliza resúmenes, esquemas y mapas mentales para ayudarte a estructurar los temas y retener mejor todos los contenidos. Aunque al principio te parezca que tardas demasiado tiempo en elaborarlos, a la larga van a permitirte estudiar mucho más rápido.
  • Resuelve todas tus dudas antes de los exámenes. De ahí la importancia de contar con la ayuda de una buena academia de oposiciones que ponga a tu disposición un equipo de docentes especializados.
  • Practica con exámenes de convocatorias anteriores. Esta es la mejor forma de familiarizarte con la mecánica de los ejercicios y adquirir rapidez y precisión para el día de las pruebas. Aunque esto es importante para cualquier oposición, es fundamental para aquellas que incluyan cuestionarios tipo test.
  • El día del examen trata de llegar tranquilo y con tiempo suficiente. Lee con mucha atención las instrucciones del ejercicio y los distintos enunciados de las preguntas. Si te da tiempo, repasa todo el examen antes de entregarlo. En los ejercicios tipo test, recuerda trasladar tus respuestas a la hoja habilitada para ello.

En definitiva, las oposiciones son una magnífica oportunidad para que consigas ese puesto de trabajo que siempre has querido. Con un poco de esfuerzo, mucha constancia y un sistema adecuado, seguro que consigues tu objetivo antes de lo que te imaginas. ¿Te gustaría intentarlo?

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