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Aditivos alimentarios: clasificación E y alternativas a su consumo

Te explicamos en qué consisten los aditivos alimentarios, cómo se clasifican y de qué manera influyen en la nutrición. ¡Infórmate con Campus!
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    De todos es sabido que cuidar de la alimentación supone una mejora considerable en la calidad de vida de las personas: las convierte en más longevas con un sistema inmunológico más fortalecido que protege su salud previniendo enfermedades, presentan un aspecto más saludable y disponen de una mayor dosis de energía que le permite llevar su día a día de mejor forma.

    Por el contrario, cuando nuestra dieta no es equilibrada nos encontramos más cansados, incómodos, y sin vitalidad, estando expuestos a un mayor riesgo de padecer enfermedades crónicas en algún momento de nuestro ciclo de vida.

    Es evidente que existen mayores beneficios para que nos descantemos por una alimentación variada y sana. Sin embargo, no todos los alimentos aparentemente relucientes y saludables lo son, y a veces, a pesar de nuestro esfuerzo por comer bien, podemos equivocarnos a la hora de escoger.

    En este artículo prestaremos atención a aquellas sustancias silenciosas, que se esconden en multitud de alimentos, que no aportan ningún valor nutricional, y que incluso pueden llegar a ser dañinas a largo plazo. Desde aquí, te enseñaremos cómo saber identificarlas y en qué consisten cada una de ellas. Nos sumergimos de lleno en el oscuro universo de los aditivos alimentarios.

    Aditivos alimentarios: qué son, tipos y características

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    Un aditivo alimentario es aquella sustancia que, sin ser por sí misma un alimento, no contiene ningún valor nutricional y se agrega de forma intencional a comidas y bebidas. Su objetivo es cambiar las características organolépticas como el sabor, la textura, el olor, el color; o bien se emplea para estabilizar las propiedades físicas y prolongar la vida útil del alimento al que se le ha añadido.

    Habitualmente, a estos aditivos se les conoce por sus números E, y suelen aparecer especificados en las etiquetas de los productos, principalmente en la Unión Europea.

    La primera vez que se adoptó esta forma de numeración fue en 1989 por la Comisión del Codex Alimentarius a fin de poder identificar más fácilmente nombres de aditivos de naturaleza química compleja en diferentes idiomas.

    Por ejemplo, cuando en un alimento se utiliza glutamato monosódico, un potenciador de sabor que incita a comer más, ya que evita la sensación de saciedad, y que no es nada recomendable, se le denomina como E-621. O cuando se añade goma laca, como cera abrillantadora a pasteles, frutas, gominolas… a fin de que tengan un aspecto más apetitoso, se designa bajo el nombre de E-904.

    En España, el organismo que se encarga de evaluar la seguridad de estas sustancias es la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

    Si bien este sistema ayuda a identificar estas sustancias, a veces sucede que se maquillan con nombres aparentemente más atractivos como ácido natural, extracto de vainilla… Además de que algunas de estas sustancias son utilizadas durante un tiempo y retiradas posteriormente al ser asociadas al desarrollo de ciertas enfermedades.

    Por ello, es importante saber identificarlas, conocer cuál puede ser su grado de toxicidad y buscar alternativas más saludables a su consumo. A continuación, desmenuzamos los diferentes tipos de aditivos para que empieces a cuidarte desde el conocimiento, mens sana in corpore sano.

    Tipos de aditivos alimentarios

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    Como decíamos, no todos los aditivos presentan iguales características de forma que se clasifican en función del efecto que producen en el alimento en que se añaden. Las categorías principales con los “E” que comprenden son las siguientes:

    • Colorantes (E-100 a E-199). Modifican el color de un alimento o intensifican su tonalidad para que resulten más atractivos. Su clasificación abarca de los números E-100 al E- 199 pudiendo ser colorantes artificiales del petróleo o naturales procedentes de verduras, minerales, insectos o mezclas de alimentos naturales. Por ejemplo, el E-100 denominado curcumina, se obtiene de la cúrcuma y aporta colores desde el amarillo brillante al naranja intenso. Lo encontramos en sopas, mostazas, purés, snacks… y, aunque en dosis bajas no se han asociado a efectos nocivos perjudiciales, no se recomienda su consumo habitual.
    • Conservantes (E-200 a E-299). Preservan el sabor y la apariencia del alimento, a la vez que impiden que experimente el proceso de fermentación, acidificación y descomposición. Quizás así entendamos por qué los alimentos naturales o sin conservantes se conservan durante menos tiempo, mereciendo, aun así, mucho más su consumo al ser alternativas más saludables.
    • Antioxidantes (E-300 a E-399). Retrasan o previenen el enranciamiento de los alimentos debido a la oxidación, alargando la vida útil de los productos. Uno de los que nos encontramos habitualmente es el E-330 (ácido cítrico), que se obtiene de forma natural por extracción de frutas cítricas o a escala industrial fermentando azúcar de sacarosa con hongos de la familia Aspergillus Niger. Se asocia a daños causados en los dientes, en especial a los consumidores de refrescos y a los niños.
    • Estabilizantes, espesantes, emulsionantes (E-400 a E-499). Aportan textura y densidad a los alimentos. Por ejemplo, los espesantes absorben una parte del líquido de los alimentos y son usados en cremas, salsas o batidos aportándole una mayor viscosidad; algunos de los más utilizados son la goma xantana E-415, que encontramos en yogures salsas, mayonesas… Los estabilizadores se añaden para conservar el estado fisicoquímico del alimento, mientras que los emulsionantes consiguen mantener la homogeneidad de dos o más fases de alimentos que no se mezclan, como el aceite y el agua, de forma que los alimentos no se dispersen. Un ejemplo es el E-471, de origen animal o vegetal (no suele especificarse en el etiquetado), y al que deben de prestar especial atención las personas con dietas veganas. En todo caso, el propósito de estos aditivos es conservar la textura y evitar la separación de ingredientes.
    • Potenciadores del sabor o Saborizantes (E-600 a E-699). Se añaden en general a alimentos procesados con el fin de aumentar el sabor de manera artificial enmascarando la calidad de la materia prima. Los alimentos que los contienen son totalmente desaconsejables al ser de baja calidad y ultraprocesados.
    • Edulcorantes, gases y agentes de glaseado, (E-900 a E-999). Los edulcorantes se utilizan para aportar un sabor más dulce. Algunos de ellos como el extracto de estevia E-960 o la sacarina E-954 están relacionados con informes de toxicidad alta; mientras otros dicen lo contrario. En todo caso, optar por un consumo moderado siempre es la mejor alternativa. En el caso de los agentes de glaseado estos funcionan a modo de cera alrededor del alimento y le dan un aspecto brillante y pulido para que resulten más apetitosos. También, supuestamente evitan que se produzca la pérdida de agua de la superficie del alimento.  Suelen aplicarse en frutas como las naranjas, manzanas, mandarinas… dándole una apariencia más saludable. Es importante en este caso, lavar bien la pieza de fruta o eliminarle la piel ya que se desconoce por el momento qué efectos puede tener.

    Para este estudio, hemos analizado alguna de las salsas más populares, como la mayonesa, que como vemos presenta bastantes de los aditivos anteriores, entre ellos los espesantes: goma garrofín y goma guar, además de algún colorante.

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    Grados de toxicidad de los aditivos alimentarios

    Existen tres grados de toxicidad en los aditivos alimentarios: baja, media y alta. Algunos, todavía están sometidos a estudio para conocer sus efectos a largos plazo y otros tienen informes contradictorios, por lo que en la medida de lo posible es mejor evitar el mayor número posible y recurrir alimentos naturales. Condensamos en la siguiente tabla aquellos que presentan toxicidad alta a fin de que pueda ser más sencilla su identificación.

    E102 E210 E310 E507 E620 E900 E1201

     

    E103 E211 E311 E508 E621 E900a E1202
    E104 E212 E312 E509 E622 E900b E1208
    E105 E213 E319 E510 E623 E905 E1521
    E107 E214 E320 E512 E624 E907
    E110 E215 E321 E513 E625 E914
    E111 E216 E324 E519 E626 E927a
    E120 E217 E385 E519i E627 E943
    E120i E218 E386 E519ii E628 E943a
    E120ii E219 E407 E520 E629 E943b
    E121 E220 E407a E521 E630 E944
    E122 E221 E430 E522 E631 E950
    E123 E222 E431 E523 E632 E951
    E124 E223 E432 E527 E633 E952
    E125 E224 E433 E541 E634 E952i
    E126 E225 E434 E541i E635 E952ii
    E127 E226 E435 E541ii E640 E952iii
    E128 E227 E436 E542 E954
    E129 E228 E491 E551 E954i
    E130 E230 E492 E552 E954ii
    E131 E231 E493 E553 E954iii
    E133 E232 E494 E553a E954iv
    E142 E233 E495 E553b E955
    E143 E236 E496 E554 E958
    E151 E237 E555 E968
    E152 E238 E556
    E154 E239 E559
    E155 E240
    E161g E242
    E165 E249
    E171 E250
    E173 E251
    E174 E252
    E175 E280
    E180 E281
    E182 E282
    E283
    E284
    E285

     

    A mayores, si quieres ampliar la información sobre cada una de estas sustancias y conocer su origen concreto y aplicaciones te recomendamos visites la página completa aditivos alimentarios. Este site nos sirve para hacer la cesta de la compra con el menor riesgo de llevarse a la nevera productos que pueden ser perjudiciales para nuestra salud.

    Alternativas para reducir el consumo de aditivos alimentarios

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    Para lograr comer de forma saludable uno de los mejores recursos es recurrir a alimentos “con apariencia de alimentos”, es decir, que se vea lo que comes o que lo cocines tú mismo esté compuesto de materia prima real. Por ejemplo, casi siempre cuando más flaqueamos a la hora de comer es con los tentempiés porque en ellos recurrimos a alimentos “fáciles de comer” como: snacks, galletitas, chocolatinas… que están compuestos de muchos aditivos alimentarios. Escoger una fruta fresca, frutos secos o preparase un bocadillo con un buen pan sin aditivos es una mejor alternativa.

    A ser posible, decántate por productos que sean de cultivo ecológico y con una menor presencia de pesticidas. Por ejemplo, si consumes carne opta por aves camperas u otros animales que sean criados en libertad.

    Recurre a alimentos de temporada y de producción de cercanía. Si puedes comprar en una feria local, un mercado, adquirir productos de la zona, es mucho mejor que recurrir a grandes superficies. Ahora bien, si no puedes cumplir los puntos anteriores porque no tienes tiempo, vives en una ciudad o simplemente prefieres ir al supermercado de al lado de casa o del trabajo, te damos las siguientes recomendaciones:

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    • Sin colorantes, ni conservantes: después de una larga jornada de trabajo, seguramente no tengas ganas de ponerte a mover mil cacerolas y recurras a alimentos preparados como pueden ser las sopas de sobre. Algunas de ellas esconden infinitos aditivos como los que muestra la foto realizada para este estudio y ni que decir tiene que pocos nutrientes contienen. Así que, si no puedes preparar una sopa puramente casera porque el ánimo no te lo permite, decántate por aquellas en las que figure “Sin conservantes y Sin colorantes”, porque tendrán una menor proporción de aditivos alimentarios.
    • No compres alimentos preparados como pizzas, lasañas, ensaladillas, empanadillas, croquetas congeladas… en sus ingredientes aparentes no encontrarás alimentos de verdad, por mucho “casero” o “saludable” que ponga en su etiquetado. Si compras por tu cuenta los ingredientes y lo preparas tú mismo/a comerás mejor.
    • Decántate por grasas saludables que encontrarás en pescados sin ser de piscifactoría, o en aguacates, aceite de oliva, nueces…

    Importancia de la alimentación libre de aditivos para deportistas

    Es fundamental que nuestra alimentación sea sana porque ayudará a que nuestro cuerpo funcione correctamente y cubra nuestras necesidades fisiológicas básicas. Evidentemente, cuidarse no solo es prestar atención a lo que comemos, sino también tener una buena rutina de sueño, practicar ejercicio regularmente y dejar el estrés a un lado.

    Así pues, muy importante es que un deportista intente evitar alimentos con un número alto de “E” porque de ello dependerá su rendimiento deportivo. Por ejemplo, para aquellos que toman aportes de proteínas, este es un elemento clave en su recuperación muscular, por lo que será primordial escojan un producto de calidad: unas de las mejores opciones son aquellas que proceden de los animales o de sus productos derivados de producción ecológica. Como alternativas veganas se encuentran también las derivadas de la soja, el arroz y la avena.

    En todo caso, si deseas profundizar en una alimentación saludable enfocada a deportistas, te recomendamos nuestra formación especializada de entrenador y nutrición deportiva.

    Aditivos alimentarios de origen animal y aditivos provenientes de insectos

    Para las personas que han decidido no consumir alimentos de procedencia animal, deben saber que algunos alimentos veganos pueden contener aditivos alimentarios que proceden de animales como  insectos (los E-120 y E-904). Existen muchos más, pero para no excedernos demasiado nos centraremos únicamente en estos dos:

    E-120 ácido carmínico proveniente del insecto cochinilla

     E-120, conocido como ácido carmínico, es una colorante natural o sintético que se obtiene aplastando insectos de la familia de la grana cochinilla Dactylopius coccus o parásitos que se encuentran en algunas especies de cactus. Para fabricar un kilogramo de este producto se necesitan hasta 100.000 hembras y difícilmente se mantiene al cien por cien natural. De hecho, este colorante al ser comercializado se mezcla con otras sustancias químicas y puede resultar peligroso sobre todo para niños. Se asocia a casos de hiperactividad, asma, eczemas e insomnio y a pesar de no hay estudios concluyentes de sus efectos a largo plazo, algunas Asociaciones de Cáncer, indican que podría ser cancerígeno o mutagénico.

    Conviene sepas que se divide en dos clases: el E120i (rojo carmín) y el E120ii (extracto de cochinilla). El primero se emplea principalmente en productos cosméticos, maquillaje y pintalabios. Ambos, también se hayan en infinitos preparados. Por ejemplo, todo aquello que ponga “sabor a fresa” sin llevar evidentemente fresas naturales, llevará este aditivo proveniente de insectos muy poco recomendable.

    Así pues, lo veremos en yogures, batidos, mermeladas, gelatinas, helados… También en alimentos con colores rojo intenso artificial y aparentemente apetitosos como hamburguesas, ciertos embutidos, chorizos, derivados de carne o sucedáneos de pescado y marisco como son los palitos de surimi y las gulas. Otro colorante, con color rojo intenso y similares características, que se obtiene de derivados del petróleo, siendo plenamente sintético y con alta toxicidad es el E-124.

    E-904 proveniente de excrementos de varios tipos de insectos parásitos

    E-904, conocido como goma laca, también es de origen animal y es usado como antiaglomerante y agente de recubrimiento dándole un aspecto de brillante a los alimentos. Se obtiene de las excreciones de insectos parásitos como los gusanos o larvas de la laca que viven en selvas de países como Tailandia, Vietnam…siendo en la India donde se produce mayormente.

    Se divide en dos clases: la Goma Laca Blanca (E-904i) y la Goma Laca Naranja (E-904ii)

    Es empleado en la piel de frutas como cera abrillantadora, decoración de pasteles, bollería, chocolates, confiriéndoles un aspecto más saludable y apetitoso; aunque en realidad no aporte ningún beneficio nutricional. En las frutas en las que se aplica, suelen ser provenientes de países lejanos para conservarlas lo máximo posible en sus largas travesías, es recomendable retirarle la piel externa y desecharla ya que según estudios realizados en animales puede producir problemas digestivos y reacciones alérgicas.  Además de lavarse bien las manos después de manipularlas. Por ello es mejor consumir frutas de tu país aunque no tengan un aspecto tan agradable a la vista como las importadas.

    Presente y futuro de los aditivos alimentarios

    Además de estos dos aditivos alimentarios de origen animal, recientemente se ha autorizado la comercialización de variados productos elaborados con larvas de escarabajo de estiércol, por lo que, ya seas vegano o no, si no quieres consumir estos bichos, deberás añadir una tarea más al cuidado de tu alimentación. Por ello conviene estar siempre pendiente de los nuevos aditivos que se añadan para sustituir el comer por el alimentarse; la diferencia está en el conocimiento de lo que introduces en tu cuerpo.

    Finalmente, deseamos que con este artículo hayas podido percatarte de la complejidad que enmascara la industria alimentaria y seas más consciente a la hora de escoger un alimento u otro. No olvides que detrás de su irresistible apariencia se encuentra un aditivo que es una trampa tanto para tu ojo como para tu salud. ¡Cuida de tu cuerpo, pues este te acompañará toda tu vida!

     

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