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«Los animales siempre fueron lo mío». Yovana no tiene ninguna duda. Y es que lleva cultivando ese amor desde que tiene memoria: «mi casa fue siempre un zoológico: hámsters, gatos en acogida, perros, loros, hurones… ¡he tenido de todo!».
La ferrolana no tuvo ninguna duda de hacia dónde enfocar su futuro profesional. Se preparó como ayudante técnico veterinario en Campus Training, una formación que complementó enseguida con estética y peluquería canina: «empezaba ya a cortar y peinar a los perros de los amigos y a la mía, que la pobre fue mi primer sujeto de experimentos cuando tenía una de esas maquinillas de cuatro duros», comenta entre risas.
Con esta doble titulación en su poder, Yovana empezó a trabajar «en una tienda veterinaria que también tenía peluquería canina. Allí estuve asistiendo en ocasiones a los veterinarios como ATV y también ejerciendo de peluquera. Aprendí muchísimo».
Con el aprendizaje en la mochila y el optimismo natural que siempre la acompaña, Yovana se decidió a montar su propia peluquería canina: «La primera con la que hablé fue con mi madre. Le dije: ¿qué, abrimos? Y con una inversión inicial mínima pusimos en marcha YOVI peluquería de mascotas, en Fene». Y, desde que abrió sus puertas en 2016, Yovana no ha parado: «conozco a todos los perros de los alrededores, desde que empecé he atendido a más de 300», apunta, por lo que no deja de recomendar a quien esté en una situación similar, que se atreva: «en esta vida hay que intentarlo todo, si no, no vamos a ningún lado».
“Durante este año, he atendido a más de 300 perros en mi peluquería canina”
El escaparate de su peluquería canina, repleto de fotografías que muestran el «antes y el después» de los perros que pasan por las manos de Yovana, dan cuenta del talento de la joven. Sin embargo, los clientes no le piden nada extrafalario: «en este pueblo somos muy poco pijos», bromea, por lo que, lo más habitual es que «quieran lo que sea más cómodo para el perro: pelo corto, uniforme, que les proteja del sol y que permita que el perro no pase calor».
“Recomiendo a los alumnos que emprendan. En esta vida, hay que intentarlo todo, si no, no vamos a ningún lado”
La ferrolana lleva el amor por los animales a flor de piel, como prueban sus tatuajes: su gata lo vigila todo desde su espalda y, en el antebrazo, lleva impresas para siempre las huellas de su hurón, Angus. Pero su implicación no está sólo en la superficie. En lo personal, destina su hogar como casa de acogida y en lo profesional, colabora ofreciendo descuento a protectoras y publicando los casos en redes sociales para conseguir adopciones.
Estar rodeada de animales cada día la hace feliz: «nunca me canso de ellos, veo un perro por la calle y me pierde». Tampoco ellos de Yovana: «me encanta cuando los dueños me cuentan que sus perros quieren entrar aquí al pasar por delante». Y es que hay amores que son para toda la vida.
“Me encanta cuando los dueños me cuentan que sus perros quieren entrar al pasar por delante de mi peluquería canina”