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La cultura agile es una nueva filosofía que sienta las bases de un cambio y de un liderazgo adaptado a la velocidad que impone la transformación digital en las organizaciones de hoy en día. Se trata de una forma diferente de organizarse y de trabajar donde cada proyecto se divide en partes para lograr responder a una demanda diferente de los clientes. En este artículo te explicamos todo lo que necesitas saber sobre la cultura agile y cómo aplicarla en una organización.
En el entorno de trabajo actual, dinámico y cambiante se hacen necesarias nuevas metodologías de trabajo ágiles y rápidas. Lo mercados requieren generar productos y servicios de forma más dinámica y las empresas deben adaptarse para satisfacer esas demandas
La cultura agile se centra en las personas, fomenta el aprendizaje y la mejora continua y empodera a toda la organización.
Se trata de una práctica o método de trabajo que cada vez más empresas incorporan en los últimos años y algunas incluso desde su propio nacimiento.
Las prácticas de la cultura agile han ido pasado a todas las áreas de las organizaciones y tomando forma como un todo cultural que necesita un cambio integral de mentalidad para tener éxito. La cultura agile defiende que solo el cliente es quien de definir el valor de un producto o servicio y son las empresas las encargadas de ofrecerle ese valor en el menor tiempo posible.
El origen de la cultura agile está en el Manifiesto Ágil, firmado en 2001 en Estados Unidos por expertos en desarrollo de software para mejorar sus procesos de trabajo. A partir de 2008 comienza a hablarse en España de cultura agile basada en el lean manufacturing de la industria de automoción japonesa. Se trataba de priorizar el uso racional de los recursos para utilizar sólo lo necesario a la hora de llevar a cabo un proyecto. La cultura agile funciona solo si se aplica en todos los ámbitos y departamentos de la empresa.
Según datos del Project Management Institute, el 71 % de las organizaciones en el mundo ya utilizan Agile en alguna de sus variantes. La cultura agile se materializa en diferentes metodologías, como Scrum, XP (Extreme Programming), Kanban, Lean, Crystal o FDD, según el área en la que se apliquen.
La cultura agile se puede aplicar a empresas de todos los tamaños. Lo básico para su implementación es crear equipos que trabajen de forma directa con el cliente y de forma autogestionada. Es fundamental que el responsable ceda el control del proceso a los equipos de trabajo y se centre en el desarrollo de un clima laboral y condiciones adecuadas para que actúen con la mayor autonomía posible.
Los equipos ágiles realizan sesiones diarias en las que cada miembro tiene que explicar tres cosas: qué tareas ha completado, cuáles va a hacer y señalar los impedimentos que no le han permitido avanzar. La finalidad de estas estas reuniones llamadas ‘dailys’ es que todos los miembros del equipo sepan en qué punto de trabajo está cada uno además de saber cómo pueden colaborar para que el proyecto avance.
Por tanto, empoderar a los equipos de trabajo es la base fundamental para poder instalar una cultura agile en la empresa. La idea es que cada empleado sea el propio CEO del producto o servicio en el que trabaja, implicándose en el proyecto y ofreciéndole soluciones al cliente.
Una organización con cultura agile se convierte en una organización más sostenible, productiva y con mayor interacción y con equipos de alto rendimiento que permiten llevar a cabo un trabajo competente y muy eficaz.
En la aplicación de la cultura agile es importante también el proceso previo de aprendizaje que se basa en el “learn by doing”. Desde el comienzo se añade valor a los proyectos y se ofrece una versión del producto final que podría ser lanzado para su comercialización aunque le falten funciones o características. Esto garantiza que parte de la inversión pueda ser rentabilizada aunque finalmente se cancele.
Existen organizaciones que cuentan con una cultura agile desde el comienzo, es decir que son nativas, mientras que otras realizan diferentes recorridos hasta implantar la cultura agile en sus sistema de trabajo.
Este recorrido puede ser inclusivo, es decir, que implica el compromiso de toda la organización para ser ágiles, paso a paso, que incluye un abordaje más moderado y sistemático y emergente que constituye una metodología ascendente.
Aunque existan organizaciones ágiles nativas, la mayoría debe realizar un proceso de transformación para lograr sumergirse en esa cultura agile. Es una transformación que tiene una serie de elementos comunes a lo largo de esa transformación. El más importante es realizar un esfuerzo por definir la aspiración, diseñar y realizar pilotos del nuevo modelo operativo.
Antes de esta metodología, sin cultura agile una empresa desarrollaba un proceso lineal que podía tardar uno o dos años en entregar un producto con el riesgo de no adaptarse a la demanda del cliente. Esto no ocurre en la cultura agile donde además se emplean equipos multidisciplinares que trabajan juntos durante todo el proceso. Esta forma de trabajar junto con las entregas más rápidas, tempranas y frecuentes hace que el producto desarrollado con tecnología agile sea justo el que el mercado demanda.
Aplicar la cultura agile en una organización trae consigue una serie de ventajas para la cultura empresarial y para el rendimiento y productividad de esa empresa. Estas son algunas de las más importantes.
Como puedes comprobar la cultura agile ha llegado para quedarse porque permite construir organizaciones más líquidas, con una implicación mayor de los equipos y una metodología de trabajo rápida, altamente eficaz y pensada para satisfacer las demandas actuales de todo cliente.