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Si no sabes cuáles son las destrezas docentes más importantes para dedicarse al mundo de la enseñanza, en este artículo encontrarás un análisis de aquellas que deberías dominar para facilitar el aprendizaje de tu alumnado.
¡Sigue leyendo para conocer todos los detalles!
Podemos definir las destrezas docentes o pedagógicas como aquel conjunto de habilidades y técnicas que emplea un educador para facilitar el proceso de aprendizaje y fomentar la motivación de su alumnado.
Por tanto, se trata de un factor diferenciador que puede variar mucho de persona a persona, y que resulta decisivo para que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea efectivo.
¡Fórmate en Oposiciones Maestros de Educación Primaria!
Descarga gratis la guía formativaAunque el listado de destrezas docentes podría ser muy largo, hemos tratado de seleccionar aquellas que se consideran más importantes y eficaces en la práctica.
Las analizamos una por una a continuación:
No solo se trata de que el docente tenga pensamiento crítico, sino de que sepa transmitir a sus alumnos esta habilidad.
Así, por ejemplo, el profesor ha de analizar aquello que enseña para incorporar una visión crítica, mostrando a los estudiantes:
Por tanto, por parte de los estudiantes, se trata de ir más allá de la simple memorización o acumulación de datos.
Un buen docente debe saber transmitir sus conocimientos y enseñanzas de forma clara y segura, aunque sin dejar de lado la posibilidad de debate o las eventuales críticas.
Sin duda, esta destreza docente también debería incorporarse a las habilidades de los propios estudiantes.
Por otra parte, la asertividad no solo se reserva para el aula, sino también en las comunicaciones con otros docentes o con padres y madres.
Los profesores y profesoras han de mantener una cierta autoridad en el aula, que el alumnado debe respetar.
Lógicamente, no se trata de perpetuar el concepto de autoritarismo tradicional, sino uno basado en el respeto y la educación.
No obstante, al mismo tiempo, el docente debería también delegar esa autoridad en los alumnos en determinados momentos, de modo que puedan autoorganizarse y llevar a cabo un aprendizaje cooperativo.
Tener la actitud y sensibilidad adecuadas para escuchar e interpretar acertadamente las opiniones, reacciones y estado de ánimo del alumnado es fundamental para generar un buen ambiente en el aula.
Además, es una herramienta muy útil para reformular las explicaciones o buscar distintos enfoques cuando el docente percibe que no se está asimilando algún contenido.
Saber motivar y estimular a los estudiantes es vital para impulsar el proceso de enseñanza-aprendizaje y lograr que sea eficaz.
Como sabrás, este proceso no puede ser simplemente pasivo, sino que exige de la participación activa del alumno para producir buenos resultados.
Por tanto, ya sea a través del debate, de las preguntas o del trabajo cooperativo, es importante que el docente sepa estimular el interés y motivación de su alumnado en el día a día.
Hoy en día, sería casi impensable que el docente estuviese desconectado de las herramientas digitales y no las incorporase a su proceso de enseñanza.
Lógicamente, no se trata de usarlas porque sí, sino de aprovechar su potencial para el aprendizaje e incorporarlas de manera natural. Sin duda, esto también puede aumentar la motivación y grado de implicación de los estudiantes.
La gestión de las emociones propias resulta vital para que el docente desarrolle adecuadamente su trabajo y no acumule un estrés y frustración que puedan tener graves consecuencias a medio y largo plazo.
Además, esta habilidad docente también debería transmitirse a los estudiantes, ya que la gestión emocional en edades tempranas es fundamental para lograr un desarrollo sano y prevenir futuros problemas de salud mental.
Además de los conocimientos y técnicas adecuadas, los docentes deberían trabajar sus destrezas creativas, de modo que puedan generar un ambiente más estimulante y enriquecedor para los estudiantes.
Esto se extiende tanto al modo de explicar o al formato de las clases, como a los medios utilizados, el diseño de actividades complementarias, nuevas formas de evaluación, etc.
Aunque la participación del alumnado es de vital importancia para un buen aprendizaje, no debe olvidarse que el docente ha de liderar el proceso, sabiendo:
Sin duda, la experiencia práctica es una de las mejores formas de trabajar y mejorar estas destrezas docentes. Y es que, aunque cada docente parta de unas ciertas características o predisposiciones, todo puede mejorarse con el trabajo diario, la observación y el feedback recibido de los estudiantes.
Por otra parte, la formación es también un ingrediente de vital importancia para mejorar este tipo de habilidades.
En este sentido, aparte de lo aprendido en la carrera o al preparar las oposiciones de Educación, es muy importante seguir incorporando conocimientos, técnicas y estrategias a través de talleres, cursos de educación y otras actividades de formación continua.
En definitiva, si te preocupas por adquirir y mejorar estas y otras destrezas docentes, no solo conseguirás tener alumnos más motivados, sino que tu trabajo diario podrá ser más satisfactorio y menos estresante.
¿No crees?