¿Has oído hablar alguna vez de los peritos judiciales? Puede que no, bajo ese nombre. Pero si te decimos decimos que son quienes se encargan de aportar, procesar y evaluar las pruebas de un delito, seguro que te suena más. Las funciones de un perito judicial van todavía más allá; sobre todo, dependiendo de la especialidad.
Te invitamos a conocer una profesión bastante desconocida, pero muy interesante. ¡Vamos a descubrirla!
Si eres fan (como yo) de las series de investigación, muy probablemente te harás una idea de cuáles son las funciones de los peritos judiciales. Son esos personajes que acuden al lugar del crimen, recogen las muestras o las etiquetan, miden, señalan… Y también, los que más tarde se encargan de su procesado y su archivado.
Sin los peritos judiciales, ni Grishom, ni Horatio, ni la fiscal de The Closer, ni el mismísimo Colombo serían capaces de llegar a conclusiones fiables (bueno, Colombo tal vez sí). El trabajo de estos profesionales es esencial para poder probar qué ha sucedido y cómo ha sucedido, ante algún delito o falta que haya que investigar. En general, los peritos judiciales realizan lo que se llama peritaje, dentro de las investigaciones emprendidas cuando se inicia un proceso judicial.
El peritaje finaliza con la realización del informe judicial, que pasará a formar parte del proceso y será suministrado a todas las partes.
Para ser perito judicial, por lo tanto, es imprescindible estar especializado en determinadas materias. Es precisamente esta especialización la que convierte a estos profesionales en fuentes expertas y fiables para la resolución de las causas.
La cuestión de la especialización en distintas materias conlleva la categorización de la profesión de perito judicial. Lógicamente, es imposible que una sola persona esté especializada en grafología, psiquiatría, informática, medicina, tasaciones…
Por lo tanto, lo habitual es que cada profesional sea capaz de trabajar en un área, en la cual se convierte en autoridad gracias a sus conocimientos y experiencia.
En base a esto podemos señalar distintos tipos de especialización: según el tipo, las funciones de un perito judicial variarán. Hay dos formas de categorizar a estos profesionales:
En resumen, hay casi un perito judicial por cada campo profesional. Cuanta más especialización, formación y experiencia tenga un profesional de este ámbito, mayores probabilidades tendrá de encontrar trabajo, superar unas oposiciones o conseguir mejores condiciones laborales.
No lo podemos evitar: en el ámbito judicial, siempre resultan más atrayentes (por la dosis de literatura, cine y emoción que conllevan) las especialidades relacionadas con crímenes y delitos. El boom de las series de forenses, con la pionera CSI a la cabeza y seguida de cerca por The Closer y Crossing Jordan (y quién sabe cuántas más), ha hecho que en los últimos años muchos estudiantes hayan optado por formarse como forenses o peritos judiciales.
De hecho, a día de hoy la figura del perito judicial criminalista una de las que más interés despierta. En general, sus tareas son las mismas que las que hemos mencionado antes. Pero al dedicarse a escenarios concretos (delitos), las funciones específicas varían.
La ciencia de la criminalística está compuesta por una serie de lo que se conoce como ciencias forenses: técnicas enfocadas para investigar y probar los delitos, cuál ha sido su proceso y quiénes los han perpetrado.
Dentro de esta categoría podemos establecer las siguientes funciones:
Si ya estabas pensado en estudiar algo relacionado con la criminología, seguro que este artículo te ha dado el empujoncito final. No lo dudes: la profesión de perito judicial criminalista es perfecta si lo tuyo es la investigación, el examen de los detalles, la deducción y la minuciosidad.
Si además eres fan de la literatura, el cine o las series de investigación, podrás vivir en persona situaciones que antes solo podías contemplar en la pantalla o las páginas de los libros. El curso de perito judicial criminalístico te aportará la formación ideal para trabajar como perito judicial en criminología.
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