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Hoy día, parece que no podemos vivir si nuestras casas no están a un máximo de 24 grados centígrados. Si bien la calefacción es algo de lo que disfrutamos desde hace décadas, no hace tantos años el aire acondicionado se consideraba un auténtico lujo. Actualmente su instalación y uso se ha normalizado bastante, sobre todo en zonas calurosas. Pero, ¿conoces la historia del aire acondicionado y de los sistemas empleados en la antigüedad? Descúbrelos, ¡y sorpréndete!
La necesidad de refrescar las viviendas situadas en zonas muy cálidas es tan antigua como la de calentarlas durante el invierno. Lógicamente, los pioneros en desarrollar sistemas de climatización fueron aquellos seres humanos que vivían en zonas donde los veranos alcanzaban altas temperaturas. Hablamos de civilizaciones como la sumeria, la egipcia, la romana o algunas de las que habitaban zonas de Oriente Medio, como los sirios.
Hoy día, cada vez son más las viviendas donde se instalan sistemas de aire acondicionado. La necesidad de contar con buenos profesionales que sepan montar los equipos y realizar su mantenimiento es, por lo tanto, mayor que nunca. Si estás valorando esta alternativa profesional, no lo dudes: es una opción con muchísima demanda, sobre todo si te formas en un buen curso de Instalador de Aire Acondicionado y Climatización.
Y ahora, sigamos con nuestra historia del aire acondicionado. Érase una vez…
Es posible que antes de que alguien ideara un sistema de climatización para viviendas, otras comunidades o individuos hubieran tenido ya ideas similares (o incluso mejores). Pero lo cierto es que las primeras construcciones que incluyen algo parecido a un sistema de refrigeración datan del año 6.000 a.C. Se encuentran en un asentamiento situado en Siria, donde varias edificaciones llevan una doble pared que permitía la circulación interna del aire. Algo parecido a nuestras actuales fachadas ventiladas. ¡Si es que ya está todo inventado!
Por supuesto, los egipcios no se quedaron atrás. Entre el calor que hacía en el desierto, donde fácilmente se alcanzan los 40ºC, y la capacidad de invención que caracterizó a esta civilización (por si no lo sabías, se piensa que podrían haber inventado… ¡Hasta la cerveza!), lo normal es que idearan algún sistema de refrigeración. Al parecer, en las puertas de las viviendas las familias solían colocar tapices vegetales empapados de agua. Al evaporarse, conseguían refrescar los interiores y bajar unos grados la temperatura.
El método sirio de la doble pared, que actualmente se utiliza sobre todo para aislar los espacios del frío, no se quedó en el olvido. Al parecer, durante el siglo VIII d.C. un califa musulmán ordenó duplicar los muros de su palacio para crear una cámara de aire. Y no se quedó ahí, sino que además hizo que las rellenaran de nieve, lo que aumentó el efecto refrescante en gran medida.
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Descarga gratis la guía formativaEstas dos palabras tan poéticas y evocadoras forman parte esencial de la historia del aire acondicionado. Puede parecer que las hemos sacado de una película de ciencia-ficción, pero en realidad son métodos eficaces que han ayudado al ser humano a refrescarse cuando el calor aprieta. De nuevo, volvemos a Oriente Medio para encontrarnos con un sistema conocido como «atrapaviento», traducción aproximada del término inglés windcatcher.
¿En qué consisten estas estructuras? Muy sencillo: son elementos constructivos diseñados para provocar corrientes. Al parecer, las construcciones más grandes de la zona contaban con altas torres provistas de ventanas. El aire entraba en ellas, y un ingenioso sistema de canalizaciones y aberturas( dispuestas en distinta orientación) llevaba el frescor a los espacios interiores.
Las casas de hielo, por su parte, también eran habituales en muchos sitios. Las primeras de las que se tiene noticia se sitúan en Mesopotamia, en el siglo XVIII a.C. En China también se han encontrado restos de este tipo de construcciones, pero lo cierto es que los romanos fueron los que más (y mejor) uso hicieron de ellas. La idea es muy simple: se trata de pozos excavados en la tierra y aislados con paja y serrín, donde se acumulaba hielo en grandes cantidades.
En realidad, más que un sistema de aire acondicionado podríamos pensar que estas casas eran enormes neveras. Y pensaríamos bien, porque eran ambas cosas. Y es que el agua procedente del deshielo del contenido era canalizada por debajo de las viviendas, aportando frescor a los interiores. Aunque el fantástico Astérix hizo famoso aquello de «¡Están locos estos romanos!», aquí tenemos que enmendarle la plana… El sistema era, sin duda, tan ingenioso como inteligente.
A lo largo de los siglos, la historia del aire acondicionado no experimentó una evolución mucho mayor hasta finales del siglo XIX. Entonces y con la tecnología que empezaba a favorecer el descubrimiento de la electricidad, algunas mentes pensantes empezaron a buscar maneras de generar frescor para bajar las temperaturas de las casas. Así, el aire acondicionado que hoy conocemos se lo debemos a dos nombres: Lord Kelvin y Willis Haviland Carrier.
Por un lado, Kelvin diseñó un sistema que permitía almacenar aire frío mediante el uso de un gas refrigerante. Esta tecnología sigue vigente, siendo empleada por millones de equipos de climatización en todo el mundo. Pero el auténtico impulsor de estos sistemas fue Carrier, que consiguió eliminar la humedad que se generaba en el aire frío acumulado y añadió un dispositivo capaz de controlar la temperatura y la humedad.
En 1915, Carrier fundó la primera empresa de aire acondicionado con su propio nombre. Una firma que sigue en activo y a pleno rendimiento. Los primeros equipos de climatización doméstica de la historia del aire acondicionado empezaron a comercializarse 13 años después, en 1928. Y desde entonces hasta nuestros días, en los que disfrutamos de sistemas controlados por voz, por el móvil y desde cualquier lugar del mundo. Algo sorprendente, sí; pero la tecnología más importante, la que permite refrescar el aire, acumularlo y difundirlo, tiene mas de 100 años de antigüedad.
Puede que dentro del mundo de la climatización no quede mucho por inventar. O quién sabe, tal vez sí. Lo que sí es cierto es que cada día son necesarios más técnicos y especialistas para la instalación y el mantenimiento de los equipos. ¿Te gustaría formarte para trabajar en el sector? Anímate a rellenar el formulario que aparece sobre estas líneas: no te arrepentirás y no supondrá ningún compromiso por tu parte.
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Seguro que la historia del aire acondicionado te ha resultado, cuando menos, sorprendente. Si es así, te invito a aprender mucho más sobre estos sistemas, ¡y a convertirte en profesional!