8 minutos
El diseño de interiores y el coronavirus son conceptos que hasta hace bien poco, a nadie se le hubiese ocurrido relacionar. Pero da la casualidad de que tienen mucho que ver… Porque si algo tenemos, es la posibilidad de influir en la decoración para vivir mejor el confinamiento. ¿Quieres saber cómo enfrentarte a la «casa coronavírica»? ¡Te lo contamos!
Si eres de los que se meten en internet cada dos por tres por puro aburrimiento (o sea, perteneces al 90% de la población con conexión a nivel mundial), verás que la afluencia de noticias, reportajes y todo tipo de contenidos relacionados con el COVID-19 es constante. Todo el mundo tiene algo que decir: desde las webs de mascotas hasta las de alimentación, deporte, bienestar, manualidades, bricolaje… Y por supuesto, lo mismo sucede con el campo del diseño de interiores y la arquitectura.
Así que, ¿por qué no? Vamos a hablar un poco sobre este tema. Como profesional del sector de la decoración, creo que quienes nos dedicamos a hacer más atractivos y acogedores los entornos tenemos mucho que decir con respecto a la situación de confinamiento a la que nos obliga la pandemia.
Si te interesan el interiorismo y la decoración, la posibilidad de adaptar tus propios espacios para sobrellevar mucho mejor estos complicados días seguro que te despierta interés. Así que: interiores y coronavirus, ¡allá vamos!
He de confesar que el tema no se me ocurrió a mí. De hecho, surgió a partir de una interesante reflexión publicada en facebook por la arquitecta Alba Dalama Gómez. Con muy buen criterio, la profesional señalaba que nuestras necesidades (en lo que a hogar y espacio se refiere) han cambiado, y los mínimos también. Las casas que antes cumplían bien su función, ahora se revelan como espacios incómodos y sin recursos…
Porque si destinamos todos nuestros esfuerzos decorativos a crear espacios bonitos pero no damos importancia al confort real, estamos perdidos. Porque, amigos, ahora no podemos salir a airearnos. Seamos realistas: en nuestras casas falta luz, espacio y comodidad (y sobran cojines, fotos, muebles…).
La arquitecta da pistas muy certeras sobre nuestro estilo de vida. Somos una sociedad que pasa mucho tiempo en la calle; según ella, nuestras casas «están bien acabadas, pero no están preparadas para acogernos amablemente cuando tenemos que pasar mucho tiempo en ellas.» Ahí ha dado en el clavo: tenemos casas más «para enseñar» que «para vivir».
¿Estás harto de poner en orden los mil cojines que decoran la cama? ¿Ves cómo se acumula el polvo en los marcos de esa composición de fotos tan molona de la pared? (antes no tenías tiempo para fijarte en estas cosas…) ¿Los niños se dan con las mesas cuando corren por la casa? Si has respondido que sí a alguna de estas preguntas, ¡bienvenido al club!
¡Fórmate en Curso de Diseño de Interiores!
Descarga gratis la guía formativaHace unas cuantas décadas, cuando la sociedad española empezó a tener más medios económicos y ya no era necesario decorar con los tapetes que tejía la abuela (lo digo por experiencia familiar propia), las casas empezaron a ser un símbolo de estatus y de poder adquisitivo. Seguro que te suena este momentazo: cuando llegaba gente que os visitaba por primera vez, tu madre les llevaba habitación por habitación. Era lo que se llamaba «enseñar la casa».
¿Crees que hemos avanzado desde entonces? Pues desengáñate: en pleno siglo XXI todavía sufrimos lo que yo llamo «síndrome de la revista». Queremos casas como las que vemos en las fotos. O como las que reforman y decoran los hermanos Scott, (que por cierto, a mí me parecen todas la misma). Pero no pensamos en que esos espacios llenos de trastos no son en absoluto habitables. Como tampoco lo son esas casas minimalistas en las que no hay prácticamente nada y los cuadros languidecen sobre el suelo, sin un triste cuelga-fácil al que agarrarse…
Así las cosas, en 2020 llega algo nuevo: la combinación letal de «interiores y coronavirus». La crónica de una crisis anunciada… Porque ahora tenemos que vivir 24/7 en esas fotos de revista. Y la verdad es que, como dice la serie, aquí no hay quien viva.
Frente a esta situación, hay muchas soluciones que puedes poner en práctica desde el punto de vista del diseño de interiores. Si decides hacerlo, hay algo que deberías tener muy en cuenta: y es que todo aquello que implantes estaría bien mantenerlo cuando termine el confinamiento. No tanto por prevenir futuras epidemias (que tampoco está de más, visto lo visto), sino por crear una casa mucho más acogedora y habitable que puedas disfrutar como te mereces.
La vacuna que protegerá a tu casa de los desmanes decorativos se prepara con dos activos esenciales: la sensatez y el sentido común. Estas son las situaciones que deberás atajar y evitar en lo posible:
Ya conoces los problemas; ahora, es momento de soluciones. Empieza por hacer eso que todos hacemos (o pretendemos hacer) cuando nos aburrimos: ordenar. Pero no te limites a cambiar las cosas de sitio o a ponerlas más organizaditas. Me refiero, por supuesto, a retirar y desechar aquello que no uses.
Si después de leer este post sobre interiores y coronavirus no ves el momento de empezar a mejorar tu casa, es porque en ti se esconde un futuro interiorista. Un último consejo: plantéate estudiar para trabajar como diseñador de interiores, y disfrutarás de una profesión tan creativa como demandada. El Curso de Diseño de Interiores de Campus Training te permitirá empezar desde hoy mismo gracias a su formato online, con todas las garantías y posibilidad de hacer prácticas profesionales. ¡Anímate a descubrirlo!