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¿Crees que son difíciles las oposiciones de Magisterio? En este artículo analizamos en detalle su nivel de dificultad y te ofrecemos algunas recomendaciones que pueden ayudarte a conseguir tu plaza. ¿Empezamos?
Como ya sabrás, todos los procesos selectivos tienen un cierto grado de dificultad, incluso las oposiciones más fáciles. Y es que en todas vas a tener que competir con otros aspirantes por un número reducido de plazas.
Por tanto, es precisamente este aspecto, el de la competitividad, el factor que más influye en la dificultad de las oposiciones de Magisterio.
Es cierto que el temario exige bastante estudio y la programación requiere un trabajo intenso y constante. Pero es la competencia entre aspirantes lo que hace que no sea suficiente “saberse los temas”. No basta con estudiar para aprobar, sino que debes prepararte para conseguir plaza.
Por tanto, aunque no podamos decir que las oposiciones de Magisterio sean de las más difíciles, sí tienen un nivel de dificultad medio. Por tanto, para conseguir un buen resultado, debes prepararte de forma adecuada, siguiendo un sistema diseñado específicamente para esta oposición y, por supuesto, siendo muy constante en el estudio.
Si lo haces así, seguro que logras tu objetivo antes de lo que imaginas.
Como decíamos en el apartado anterior, el programa no es la principal causa de dificultad de las oposiciones de Magisterio. Así, se trata de temarios no excesivamente complejos y con una extensión manejable.
De este modo, aunque el número de temas puede variar ligeramente en función de la Comunidad Autónoma donde te presentes y de la especialidad elegida, los programas oscilan entre unos 25 – 30 temas.
La mayor diferencia entre los temarios radica, por tanto, no en la extensión, sino en el contenido específico de cada especialidad:
La segunda parte de la oposición de Magisterio es decisiva para conseguir un buen resultado en el proceso selectivo. Como sabes, consiste en la presentación de una programación didáctica y en la preparación y exposición oral de una unidad didáctica de dicha programación.
En estas pruebas, la dificultad puede venir por dos factores diferentes:
En ocasiones, cuando se dice que son difíciles las oposiciones de Magisterio, se está pensando en la fase de concurso.
Así, como bien sabes, tu calificación final va a depender también de los méritos que hayas alegado de cara al proceso selectivo: formación académica, experiencia profesional docente, etc.
Por tanto, tu nota en la fase de oposición podría no ser suficiente si dispones de una puntuación muy baja en la fase de concurso. No obstante, el consejo general es que nunca debes tirar la toalla aunque tengas pocos puntos en el concurso.
En este sentido, es muy factible que candidatos con poca experiencia superen a otros con grandes puntuaciones en el concurso, gracias a su nota en los exámenes. No olvides que la fase oposición tiene un mayor peso que la de concurso en la calificación final.
Las siguientes recomendaciones pueden resultarte útiles a la hora de preparar las oposiciones de Magisterio:
Por tanto, aunque creas que son difíciles las oposiciones de Magisterio, el factor determinante va a ser tu preparación. Si eres organizado, constante y cuentas con ayuda especializada, seguro que consigues tu objetivo antes de lo que te imaginas. Como suele decirse, no hay exámenes difíciles sino estudiantes mal preparados.