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La equinoterapia o terapia con caballos es un tipo de terapia usada para tratar trastornos físicos o psicológicos. Ayuda al desarrollo cognitivo de las personas y a mejorar sus habilidades comunicativas. Por ello se aplica también para el tratamiento de niños y niñas con autismo. En este artículo te vamos a explicar en qué consiste y cómo puede ayudar a los menores con este trastorno.
La terapia con caballos o equinoterapia es un tipo de terapia complementaria a las terapias tradicionales que tiene como objetivo principal la rehabilitación para un amplio espectro de trastornos tanto físicos como mentales.
Principalmente la terapia con caballos está enfocada a mejorar la calidad de vida de personas que padecen algún tipo de discapacidad.
Se considera que esta terapia es capaz de lograr nuevos estímulos en los pacientes y se puede emplear de forma complementaria a terapias o tratamientos tradicionales. Se puedes usar el caballo pie en tierra pero también mediante la monta.
La terapia con caballos se usa también para niños y niñas con trastorno del espectro autista. Se ha comprobado que este tipo de terapia tiene efectos muy positivos en la socialización de estos niños.
Además, se ha aplicado a menores con problemas de conducta, en riesgo de exclusión, con trastornos por déficit de atención, y en todos los casos se ha comprobado que mejoran las habilidades sociales y comunicativas y la resolución de conflictos. Es una terapia integral a través de actividades con objetivos específicos para cada niño. Se realizan a través del caballo y pretende conseguir una mejora de las diferentes áreas sociales, cognitivas, temperamentales y físicas.
Pero en concreto, ¿qué puede hacer una terapia con caballos para mejorar la vida de un niño o niña con autismo? ¿Qué tiene de particular y qué ventajas puede aportar? Si quieres saberlo sigue leyendo..
El caballo es el único animal de los usados en terapia que se puede montar y su movimiento es fundamental porque produce sensaciones similares a las que los humanos tienen al caminar. La equinoterapia se basa en la transmisión de ese movimiento, en la transmisión de impulsos rítmicos (dorso del caballo al cuerpo del niño/a) y en la transmisión del calor corporal.
El movimiento del caballo tridimensional genera un paso que produce un estado de relajación y que ayuda a niños que presentan un estado alterado o ansioso aportándoles tranquilidad y calma.
Por otro lado, la temperatura del caballo natural es de aproximadamente 38 grados, mayor que la de los humanos. Montar en contacto directo con el caballo puede hacer que la musculatura se relaje, que se estimule más el sistema circulatorio y que en el caso de niños autistas se mejore la psicoafectividad. Esto es debido a que se generan sentimientos de protección, seguridad y se fomenta la autoaceptación y confianza en sí mismo.
La terapia ecuestre con niños autistas tiene amplios beneficios sensoriales. Durante el paso y el trote se transmite al niño una serie de impulsos rítmicos que favorecen en control postural, la regulación del tono muscular y la reacción de equilibrio. Los niños con autismo pueden tener una disminución en la coordinación y el tono muscular en algunas ocasiones. Por ello esta terapia les permite desarrollar fuerza y controlar el equilibrio durante los cambios de velocidad o dirección mientras están a lomos del animal.
La terapia ecuestre también aporta otro beneficio importante; mejora las capacidades de comunicación para niños autistas. En general los menores con este trastorno presentan dificultades para comunicarse o para comprender instrucciones. Un buen terapeuta que lo guíe durante la terapia puede hacer que el niño siga instrucciones, con actividades lúdicas y juegos interactivos. Esto es posible también gracias al vínculo que se crea entre el caballo y el menor con autismo y que permite aumentar su motivación
La terapia ecuestre con autistas permite trabajar diversos aspectos importantes en el crecimiento y desarrollo con niños autistas. Por ejemplo, la comunicación, el contacto visual, la memoria, el razonamiento, la comprensión, etc. Además, es posible trabajar facetas del comportamiento como la frustración, la autonomía o el autocontrol. La terapia con caballos facilita también la capacidad de comunicarse con otras personas, el conocimiento de nuevos entornos y la conexión con esos lugares y con los terapeutas.
El caballo proporciona un entorno natural de aprendizaje que motiva al niño a escuchar y responder a los estímulos del animal o a los generados por el terapeuta.
La terapia con caballos ayuda a los niños y niñas autistas a organizar las sensaciones, la gravedad y a desarrollar su motricidad y habilidades motoras. En las intervenciones terapéuticas también se pueden introducir actividades como contar, nombrar imágenes o colores etc. Este tipo de terapia permite una gran cantidad de inputs a nivel visual o auditivo a través del juego y fomenta también que se trabaje la atención. En definitiva, les permite adaptarse al mundo que les rodea siempre que la labor del terapeuta en este tipo de intervenciones sea profesional y adaptada.
La relación entre el hombre y el caballo siempre ha sido íntima a lo largo de la historia. Ya desde tiempos antes de Cristo se aprecia la equitación humana como una disciplina muy beneficiosa para la salud.
En este sentido podemos remontarnos a Hipócrates, el más conocido médico de la antigüedad, considerado como el “padre de la Medicina”. Hipócrates escribió una obra llamada “Las Dietas”. En ella hablaba de la equitación para “regenerar la salud y preservar el cuerpo humano de muchas dolencias y sobre todo el tratamiento del insomnio”
Siguiendo en la antigüedad, Claudio Galeno, médico griego del emperador Marco Aurelio, recomendaba la práctica de la equitación para que el emperador desempeñara sus funciones con mayor agilidad y rapidez.
Si avanzamos al siglo XVIII, el médico inglés Thomas Sydenham también recomendaba la equitación como un tratamiento sumamente apropiado para la tuberculosis, cólicos biliares y flatulencias.
En su enciclopedia Diderot entre 1747 y 1750 mencionaba que la equitación estimulaba el movimiento de los músculos, por lo que tenía influencia en todo el cuerpo.
Ya en el siglo XIX, el médico francés Charles Marie E. Chassaignac afirmó que la equitación mejora el equilibrio, el movimiento de las articulaciones y el funcionamiento de los músculos. Afirmó que era especialmente útil para parapléjicos y para pacientes con trastornos neurológicos. Además, descubrió también que mejoraba el estado de ánimo de sus pacientes.
Este descubrimiento puede considerarse el origen de la equinoterapia, una disciplina que pretende promover la rehabilitación de pacientes tanto a nivel cognitivo como social, psicológico o neuromuscular y que ha sido usada como herramienta terapéutica tanto por profesionales de la salud física como mental.
En el siglo XX, concretamente en el año 1917, en el Hospital Universitario de Oxford, Inglaterra, comenzaron a realizar actividades ecuestres. Tras la I Guerra Mundial el caballo empezó a ser empleado d en los tratamientos de rehabilitación en los soldados con secuelas. Los países escandinavos fueron los primeros en emplear la equinoterapia. Esto conllevó a la creación de otros centros de atención con equinoterapia en Alemania, Francia e Inglaterra.
Si hablamos de terapia con animales aplicada a niños , debemos señalar que en 1948 una granja cerca de Nueva York, se convirtió en un centro de tratamiento y residencia para la reeducación de un centenar niños y adolescentes con trastornos emocionales y del comportamiento.
En 1953 el psiquiatra M. Levinson observó como un niño no comunicativo interactuaba con el perro que tenía en su consulta. En 1969 este psiquiatra acuñó el término de animales terapéuticos. Fue el primero en exponer los beneficios de la terapia con animales de compañía. Sostenía que esta terapia era especialmente útil para los niños autistas, porque el animal actuaba como intermediario. El niño establecía primero una relación con el animal, después con el terapeuta y finalmente con los demás.
A partir de la década de 1970 la terapia asistida por animales experimentó una enorme expansión en EEUU y en algunos países de la Europa Occidental.
Llevar a cabo una terapia con caballos para niños o niñas autistas permite mejorar diferentes áreas como la de comunicación, la psicopedagógica, la psicomotora y la social. Paras aplicar esta terapia ecuestre es muy importante que el terapeuta conozca a fondo al niño y sepa qué necesidades tiene y qué habilidades necesita mejorar.
Se suele trabajar cada área en función del caso específico aunque el área de la comunicación es la que suele potenciarse más porque es la más deteriorada en niños con autismo
A la hora de aplicar y ejecutar esta terapia el terapeuta debe también tener en cuenta las etapas de desarrollo del niño. En general la equinoterapia es más productiva en la fase tres que va de los 5 años hasta la adolescencia.
En cuanto a la ejecución de la sesión es importante que el terapeuta vaya acompañado del guía que lleva al caballo sujeto. Cada miembro tiene su función y es importante que todos tengan nociones y sepan aplicar este tipo de terapia.
Por último es importante recordar el elemento clave o herramienta principal de esta terapia es el propio caballo. Ha de ser un caballo entrenado para este tipo de terapia. Un caballo que se emplee para terapia equina debe reunir una serie de características. Han de ser dóciles, de comportamiento tranquilo y entrenados de forma natural para que el animal tenga confianza en las personas. Es importante que esté familiarizado con la gente y con los materiales usados durante las sesiones de terapia.
A la hora de aplicar la terapia con caballos no existe una sola forma de equinoterapia, si no que podemos hablar de varias en función de la forma de aplicarla. Estas son las más destacadas.
Si deseas convertirte en terapeuta y trabajar con caballos para ayudar a niños autistas has de elegir una formación adecuada y especializada. Lo habitual es contar con una formación propia en educación, psicología y psicopedagogía y completarla con un curso de terapia asistida con animales. Con esta formación vas a poder llegar a ser un asistente del profesional de los servicios sociosanitarios que incluyan en sus programas este tipo de técnicas.
Conseguirás un título propio y abordarás conceptos teóricos y prácticos propios de esta terapia con animales tales como perros, delfines o caballos. El curso puede ser en modalidad presencial o a distancia y debe llevar prácticas profesionales asociadas para poder ver de cerca cómo se trabaja con este tipo de animales.
La formación puedes ir orientada a personas que desean mejorar la vida de otras, amantes de los animales y preocupadas por trastornos como dificultades cognitivas y psicológicas y por pacientes con problemas de exclusión social que puedes ayudar para mejorar su integración.
Aplicar este tipo de terapia requiere además de formación un conocimiento profundo del animal y conocer el procedimiento. El trabajo puede realizarse de forma personal con un solo paciente o en sesiones grupales. El tipo de animal que se usa en la terapia asistida depende de los objetivos y finalidad de la intervención terapéutica.
Ahora ya sabes todo lo que necesitas sobre la terapia con caballos para niños autistas, cómo es y todos los beneficios que les puede traer para mejorar su capacidad de comunicación y su socialización. Si quieres convertirte en terapeuta y ayudar a niños autistas, solo tienes que formarte con Campus Training para lograrlo. Te guiamos en el camino. Pídenos información.