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La agricultura sinérgica es un tipo de agricultura que se basa en la autofertilización del suelo y que promueve la no intervención sobre el mismo con productos químicos de ningún tipo ni abono. Este tipo de agricultura promueve solamente el uso de sol y agua para generar riqueza en la tierra. En este artículo te contamos todo sobre ella. Toma nota.
El concepto de agricultura sinérgica se refiere a las sinergias que se desarrollan a medida que un cultivo se desarrolla. Se trata de un enfoque agroecológico que se basa en la creación de un ecosistema agrícola autosuficiente, en el que todas las interacciones entre plantas, suelo, microorganismos y otros elementos del entorno contribuyen a mejorar la salud y la productividad del sistema en su conjunto. De este modo o con este tipo de agricultura los cultivos crecen sin ningún tipo de producto químico o necesidad extra en un suelo completamente fértil.
Este tipo de agricultura se basa pues en la autofertilidad de la tierra y en la propia capacidad de las plantas de crecer en un suelo fértil gracias a los residuos orgánicos que generan. La agricultura sinérgica promueve que las plantas tan sólo necesitan el agua y la energía del sol para crecer y rechaza cualquier otro tipo de abono. El suelo se mantiene salvaje aunque se use para el cultivo.
La agricultura sinérgica tiene una serie de fundamentos como por ejemplo no arar la tierra y mantener el suelo intacto sin abonar.
La autofertilización es el principio básico. No emplea tratamientos químicos para el suelo y desarrolla colaboraciones con organismos que protejan los cultivos y que beneficien a la tierra. Se cultiva respetando el ciclo de vida natural de las plantas, permitiendo que las raíces muertas, al descomponerse, enriquezcan el suelo. Se cultivan diferentes especies de plantas juntas, aprovechando las interacciones beneficiosas entre ellas. En este sistema de agricultura se mantiene el suelo cubierto con materia orgánica (mulch) para protegerlo de la erosión, mantener la humedad y proveer nutrientes a medida que la materia se descompone.
Al igual que el cuerpo humano consta de órganos que funcionan interrelacionados y con coherencia, así este tipo de agricultura promueve el mismo funcionamiento para los microorganismos de la tierra o para las legumbres y las bacterias fijadoras del nitrógeno atmosférico o en la asociación entre plantas que se benefician mutuamente.
Es un sistema que protege el ecosistema del suelo, permite a la tierra mantener sus capas propias sin moverla ni agitarla.
Si te preguntas cuál es el origen de la agricultura sinérgica tenemos que remontarnos a 1987. En este año podemos decir que nació este tipo de agricultura de la mano de Emilia Hazelip, nacida en Barcelona y que, en el año 1987, dio vida a este modelo de producción vegetal para la autofertilidad de la tierra basado en la agricultura natural sin laboreo .Para ello empleó las técnicas del microbiólogo japonés Masanobu Fukuoka. Este filósofo y científico planteó la idea de su agricultura del «no hacer». Se centra en una agricultura que se limite a imitar la naturaleza, de mínima intervención donde la naturaleza guía el proceso de cultivo sin el uso de arados, fertilizantes químicos, pesticidas o herbicidas. Emilia Hazelip adoptó y adaptó estos principios, pero también los modifica para adaptarlos a los climas y condiciones europeas, creando lo que ella llamó “agricultura sinérgica”.
Hazelip también incorporó principios de la permacultura, un sistema de diseño agrícola sostenible desarrollado por Bill Mollison y David Holmgren en los años 70 en Australia. La permacultura defiende y promueve la creación de sistemas agrícolas que imiten los patrones y relaciones encontrados en la naturaleza.
Otra de las contribuciones de Hazelip es la difusión de la agricultura sinérgica en Europa y otros lugares del mundo impartiendo talleres y realizando escritos.
Este tipo de agricultura ha influido en muchos agricultores y jardineros interesados en prácticas sostenibles y regenerativas. Su legado continúa en quienes siguen su enfoque y en la creciente comunidad global interesada en la agroecología y la agricultura sostenibles.
Si te animas a practicar la agricultura sinérgica vas a conseguir una serie de ventajas importantes para tu huerto como la sostenibilidad al no depender de productos externos y fomentar así un ecosistema saludable. También vas a mejorar la salud del suelo que aumentará su capacidad de retener nutrientes y agua al no trabajarlo y tener cobertura permanente.
Este tipo de agricultura fomenta la biodiversidad biológica que mejora la resistencia del sistema ante plagas y enfermedades. También tiene un bajo impacto ambiental, al no usar productos químicos, se reduce la contaminación del agua y del suelo.
Si te preguntas cómo implantar la agricultura sinérgica en tu empresa o a nivel particular en tu huerto o tu terreno has de tener en cuenta ciertas recomendaciones. Lo primero y más importante es construir bancales elevados de la tierra unos 20 cm y con una dimensión de 120 cm de ancho, 50 cm de altura y alrededor de 80 cm de separación entre ellos.
Debes cubrirlos a continuación con acolchado, por ejemplo con restos orgánicos o paja, que los protegerá entre la superficie de la tierra y los gases atmosféricos. Esta cobertura actuará también como abono de superficie y se encargará de alimentar la tierra de arriba hacia abajo.
El siguiente paso es instalar un sistema de riego por goteo para maximizar el uso del agua a la hora de regar los cultivos. Una vez listo este paso podrás plantar todos los cultivos hortícolas que desees.
Si te interesa la agricultura sinérgica y saber más sobre ella, puedes comenzar formándote con un curso de agricultura ecológica. Así podrás saber las técnicas y las herramientas prácticas para el cultivo de todo tipo de productos con esta denominación.
Este curso te permite aprender técnicas de agricultura ecológica, sus métodos y mecanismos así como herramientas prácticas para el cultivo y la ganadería ecológica.
Debes saber que la agricultura ecológica aplica diferentes técnicas agrarias que no usan productos químicos que alteran directamente el estado del medio ambiente.
El principal objetivo de las diferentes formas de cultivo ecológico es minimizar los impactos negativos sobre el medio ambiente y fomentar la producción de alimentos completamente naturales a través del uso de medios completamente naturales.
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