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Si no tienes mucha experiencia en este ámbito, probablemente te resulte difícil saber cómo empezar un trabajo de investigación.
Y es que la tarea, para muchas personas, puede resultar abrumadora, con decenas de factores a tener en cuenta y nuevas dudas que surgen a cada paso del proceso.
En este artículo te explicamos cómo abordar este reto, dividiéndolo en partes más sencillas y manejables.
¿Empezamos?
Sin lugar a dudas, es fundamental saber cómo empezar un trabajo de investigación, ya que esto sienta las bases para el éxito o fracaso de la tarea.
Si lo enfocas mal desde el principio, luego te resultará muy difícil o imposible de reconducir.
Por tanto, no deberías lanzarte a escribir o investigar sin tener muy claras las etapas del proceso y todos los condicionantes que debes tener en cuenta desde el primer momento.
Y es que un buen comienzo te ayudará a garantizar que el trabajo de investigación esté organizado, bien escrito y comunicado con claridad.
Para conseguirlo, tenemos que analizar, una a una, todas las etapas del camino.
¡Fórmate en Oposiciones Profesor de Formación y Orientación Laboral (FOL)!
Descarga gratis la guía formativaPues bien, como acabamos de decir, la clave para empezar un trabajo de investigación es tener una hoja de ruta que nos guíe desde los primeros pasos hasta la entrega y presentación del documento final.
Veamos cuáles son las etapas de este «viaje»:
Lo primero que tienes que tener claro para saber cómo empezar un trabajo de investigación son las instrucciones a las que debes ajustarte.
Por ejemplo, las posibles temáticas, la extensión requerida, los objetivos a alcanzar, el tipo de investigación que debes realizar (por ejemplo, si requiere trabajo de campo), el formato de presentación, etc.
Desde luego, no es lo mismo redactar un trabajo de fin de máster o fin de grado, que una tesis doctoral, un ensayo o una unidad didáctica para las oposiciones de Educación, por poner algunos ejemplos.
La elección de un buen tema es esencial para empezar a redactar un trabajo con éxito, ya que debe ser interesante, relevante y susceptible de investigación.
No debe ser demasiado amplio, ya que esto puede dificultar la investigación y hacerla inabarcable, ni demasiado limitado, de modo que no haya suficiente información disponible para construir un argumento.
Una buena opción es que el tema parta de trabajos e investigaciones anteriores, pero que trate de realizar alguna aportación novedosa o incorpore nuevas perspectivas.
En cualquier caso, y en la medida de lo posible, el tema debería resultar interesante para ti. De lo contrario, te será difícil encontrar la motivación para trabajar y el resultado no será tan satisfactorio como si escribes sobre algo que te apasiona.
Aunque el tema pueda ser innovador, siempre es importante partir de referencias e investigaciones anteriores, para dar contexto, sustentar el trabajo de investigación y relacionar conocimientos entre sí.
Los materiales pueden incluir desde recursos físicos, como libros, revistas, periódicos y archivos, hasta documentos digitales de todo tipo (texto, fotografía, vídeo, software, etc.).
Es muy importante planificar las distintas fases necesarias para llevar adelante el proyecto y, en la medida de lo posible, temporalizarlas mediante un cronograma que te permita cumplir los plazos de entrega.
También sería recomendable que empezases a hacer algún borrador inicial de la posible estructura del trabajo. Lógicamente, en este momento, te será difícil concretar mucho o definir una estructura definitiva. Pero, al menos, puedes organizar tus ideas iniciales acerca de los distintos puntos que te gustaría tratar.
Este sería el núcleo fundamental de la tarea, por lo que aquí propiamente empieza el trabajo de investigación.
Dependiendo de la temática, el nivel académico en que te encuentres y otras circunstancias, esta fase puede ser muy diferente. Así, por ejemplo, puede incluir:
Esta suele ser la fase más interesante y creativa de todo el proceso, y es el momento de aprovechar todos los recursos que tengas a tu disposición para reunir la mayor cantidad de información posible (siempre que sea relevante).
Después del trabajo de campo, te tocará organizar, clasificar, depurar y analizar toda la información reunida.
Se trata aquí de descartar lo que no te sirva y preparar la documentación útil de forma que pueda ser incorporada al trabajo.
A continuación, podrás empezar ya a redactar el trabajo de investigación, que suele ser la parte más lenta y tediosa de todo el proceso.
Es importante que no pierdas el foco ni la visión general del proyecto, deteniéndote en detalles mínimos. Ya tendrás tiempo de revisar y corregir más adelante.
En cualquier caso, el trabajo debería finalizar con unas conclusiones donde se plasme el resultado de todo el proceso de investigación. Es fundamental que sean claras, honestas y que tengan suficiente apoyo en los materiales presentados.
Una vez que hayas concluido el proceso de redacción, puedes dejar «reposar» el trabajo unos días para tener una perspectiva más fresca y objetiva cuando empieces la revisión.
En esta fase final, deberías fijarte en cuestiones como las siguientes:
Finalmente, si es el caso, llegará el momento de presentar oralmente el trabajo ante el tribunal, jurado, profesores o compañeros de estudios.
Es importante que practiques tu forma de exposición los días o semanas anteriores, asegurándote de que resulte lógica, amena y coherente.
Además, reúne todos los materiales de apoyo que puedas necesitar el día de la presentación, comprueba que vas a tener los recursos técnicos necesarios en el lugar de exposición (enchufe, proyector, etc.) y asegúrate de que todo funciona correctamente.
Ahora que ya sabes cómo empezar un trabajo de investigación y qué fases fundamentales tienes que tener en cuenta, seguro que te resulta más fácil afrontar el reto.
¿No crees?
