
14 minutos
El Nutriscore o también escrito como Nutri-Score, es un sistema de etiquetado frontal que pretende informar al consumidor sobre la calidad nutricional general de los alimentos procesados utilizando una escala de cinco colores y letras. Al ser un etiquetado frontal, tal y como su nombre indica, se incorpora en la parte delantera del envase.
Sin embargo, ¿de verdad este sistema refleja con precisión el valor nutricional de lo que comemos, o estamos cayendo en una drástica simplificación que puede llevarnos a errores?
En este contenido te enseñaremos cómo empezó este sistema de valoración de alimentos para que puedas llevar tu alimentación un poco más allá de una etiqueta de semáforo. Entonces, ¿quieres ser consciente de lo que realmente entra en tu cuerpo? Si tu respuesta es sí, quédate y continúa leyendo.
El etiquetado de los alimentos puede encontrarse tanto en la parte trasera como en el frontal del envase, y aunque ambos comparten el objetivo de informar al consumidor, lo hacen de maneras distintas.
Así pues, en la parte trasera suele aparecer una información más completa y detallada, ya que por ley es obligatorio que se incluya una tabla nutricional con datos como: el valor energético en kilojulios (KJ) y kilocalorías (Kcal), la cantidad de grasas y grasas saturadas, hidratos de carbono, azúcares, proteínas y sal, expresados por cada 100 gramos o mililitros, e incluso a veces por porción.
En algunos casos también se añaden nutrientes adicionales como fibra, vitaminas o minerales, y porcentajes sobre la ingesta diaria recomendada, lo que permite comparar entre productos.
Por otro lado, el etiquetado frontal de Nutriscore, no es obligatorio, sino complementario, y se coloca en la parte más visible del envase para que tú, como persona que necesitas hacer la compra, puedas interpretar la información rápidamente en el momento de elegir.
Este sistema muestra los datos a modo de semáforo nutricional con un gráfico de colores que va desde la letra A a la E, donde A (verde chillón) representa productos con mejor composición nutricional y E (naranja) los menos recomendados.
Para asignar un producto a una de las letras extremas o a niveles intermedios (B, C o D), el Nutri-Score tiene en cuenta tanto factores desfavorables (un alto contenido de calorías, azúcares, grasas saturadas de baja calidad y sal), como factores favorables, entre los que se valoran la presencia de fibra, proteínas o aceites saludables, entre otros.
Los nutrientes o valores calóricos reciben una puntuación definida en tablas públicas que puedes consultar en la web de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición.
Que un determinado producto tenga una buena puntuación no se traduce literalmente en que sea nutricionalmente saludable, sino que su perfil nutricional es mejor en comparación a otro de la misma categoría.
¡Fórmate en Curso de Experto en Dietética y Asesoramiento Nutricional!
Descarga gratis la guía formativaEl Nutri-Score se aplica principalmente a los alimentos procesados y envasados, es decir, aquellos productos que han sufrido algún tipo de transformación industrial y que presentan un etiquetado claro para el consumidor.
No se utiliza en productos frescos ni no procesados que contienen un solo ingrediente, como carnes frescas, pescados, frutas, verduras, legumbres, vinagre o miel, ya que estos alimentos no requieren este tipo de etiquetado. Tampoco se aplica a bebidas alcohólicas, café, té, infusiones de composición pura, ni a productos vendidos en envases muy pequeños (menos de 25 cm²), como chocolatinas o barritas de cereales.
En la siguiente lista te contamos bien a qué alimentos sí se les aplica el Nutriscore:
Así pues, el sistema Nutri-Score está diseñado para facilitar la comparación dentro de una misma categoría de alimentos o entre productos que se consumen en situaciones similares, como son los destinados al desayuno o postres.
La escala de Nutri-Score consiste en las cinco clasificaciones siguientes de letras y colores:
| Letra | Color | Significado |
| A | Verde oscuro | Mejor calidad |
| B | Verde claro | Buena calidad |
| C | Amarillo | Calidad intermedia |
| D | Naranja | Baja calidad |
| E | Naranja oscuro | Muy baja calidad |
A pesar de su creciente popularidad, Nutri-Score ha suscitado críticas sobre su fiabilidad y su capacidad de interpretar correctamente la calidad nutricional.
Se ha señalado que el sistema no siempre se basa en consensos científicos universales y puede llevar a comparar alimentos muy diferentes en cantidades estándar de 100g, no distinguiendo entre tipos de grasas, excluyendo el grado de procesamiento y realizando comparaciones solo entre productos de la misma categoría.
Esto ha generado situaciones controvertidas, como la valoración positiva de bebidas como Coca-Cola Zero frente al aceite de oliva virgen extra, que inicialmente recibía una calificación baja, aunque recientemente ha sido revisada al alza.
Algunas empresas han modificado sus productos para alcanzar puntuaciones más altas, reduciendo componentes menos deseables como azúcar, sal y grasas saturadas, o incorporando ingredientes beneficiosos como fibra o frutas.
Esto ha dado lugar a casos en los que alimentos ultraprocesados obtienen una buena valoración tras ligeros cambios en la composición, sin que necesariamente se conviertan en opciones saludables recomendables para el consumo habitual.
Además, a veces este sistema responde más a las necesidades de consumo de un determinado producto marcado por la industria alimentaria que a la capacidad nutricional del alimento. Su origen, tiene que ver con esta demanda, por ello para conocer su precisión contextualizamos a continuación cómo empezó.
El algoritmo que sustenta el sistema Nutri-Score tuvo su origen en el año 2005 en el Reino Unido, donde fue elaborado por investigadores de la Universidad de Oxford con la intención de servir como herramienta para regular la publicidad dirigida al público infantil. Posteriormente, esta metodología recibiría la validación de la Agencia de Normas Alimentarias británica (FSA).
Más tarde, el modelo fue perfeccionado en Francia por el profesor Serge Hercberg y su equipo de investigación en epidemiología nutricional (EREN) de la Universidad Paris XIII. Este sistema de etiquetado frontal sería presentado oficialmente en 2013.
Después de comparar Nutri-Score con otros sistemas de etiquetado similares, Francia decidió adoptar este método de forma voluntaria en el año 2017. Ese mismo año, se trasladó a la Comisión Europea la iniciativa de extender su implementación a otros países de la Unión.
En el caso de España, sería en 2021 cuando siguiendo el ejemplo francés se sumó a este sistema de valoración nutricional.
Nutriscore ha sido implementado de manera voluntaria en los siguientes países de la Unión Europea:
| País | Año de implementación | Tipo de implementación |
| Francia | 2017 | Oficial |
| Bélgica | 2018 | Oficial |
| España | 2021 | Oficial |
| Alemania | 2019 | Oficial |
| Países Bajos | 2019 | Oficial |
| Luxemburgo | 2020 | Oficial |
| Suiza | No especificado | Oficial |
| Austria | No especificado | Voluntario |
| Portugal | No especificado | Voluntario |
| Polonia | No especificado | Voluntario |
Aunque se han realizado intentos de aplicación obligatoria del Nutriscore a nivel europeo, aún está en debate y no se ha hecho extensivo al conjunto de los 27 Estados miembros. Algunos países, como Italia, lo han rechazado explícitamente debido a preocupaciones sobre la valoración de productos tradicionales.
Aunque como hemos visto, el Nutri-Score tiene su origen en algoritmos validados científicamente, continúa estando sometido a críticas respecto a su capacidad real para reflejar la calidad nutricional individual de los alimentos.
Dado que clasifica productos sobre la base de 100g, no siempre contempla el modo en que se consumen en la práctica (por ejemplo, no creo suelas consumir 100g de aceite de oliva en una comida, mientras que sí puedes zamparte tres magdalenas normales que vienen siendo esa cantidad aproximadamente).
Además, otra cosa importante es que el propio sistema puede llegar a simplificar en exceso la percepción y llevarnos a escoger un producto a la ligera, sin ton ni son mirando únicamente “el verde o rojo” de la etiqueta.
Una de las controversias más debatidas es si las marcas pueden influir en el Nutri-Score. Aunque el algoritmo es público y teóricamente objetivo, las empresas pueden modificar sus productos añadiendo ingredientes considerados «positivos» para mejorar su puntuación, sin necesariamente mejorar el valor nutricional global.
Así pues, originalmente, Nutri-Score asignaba al aceite de oliva una calificación C (color naranja), similar a otras grasas. Sin embargo, tras una actualización del algoritmo en 2022, el aceite de oliva virgen extra pasó a ser clasificado con una B (color verde), mejorando su valoración y reconociendo su perfil saludable.
Aun así, el sistema actual de Nutriscore no considera todos los componentes saludables del aceite de oliva, como antioxidantes y compuestos fenólicos, por lo que no alcanza la calificación máxima A. Por esta razón, en España y otros países, se decidió excluir temporalmente el aceite de oliva del sistema Nutri-Score hasta que se revise su calificación y refleje correctamente sus beneficios nutricionales.
Estos ejemplos y otros muchos, evidencian que el sistema puede favorecer productos procesados por su capacidad de ser reformulados, lo que genera dudas sobre la imparcialidad y el interés real en promover la mejor nutrición.
Nutri-Score no sustituye a una formación básica en nutrición y dietética. Los consumidores realmente informados podrán interpretar sus limitaciones y complementar la información del etiquetado con otros datos relevantes como la lista de ingredientes, el proceso de fabricación o el patrón dietético global.
Así pues, la educación nutricional ayuda a entender que ningún producto es intrínsecamente «bueno» o «malo», y que conseguir una buena salud reside en el equilibrio y la variedad alimentaria.
Podemos afirmar por consiguiente que el Nutri-Score es una herramienta útil si se sabe utilizar porque como hemos visto es imperfecta. Su interpretación debe tomarse de forma crítica, teniendo en cuenta los conocimientos nutricionales suficientes para evitar caer en simplificaciones que no reflejan la complejidad de una buena alimentación.
¿Y qué mejor manera de estar informado qué teniendo la formación adecuada? Por ello, desde aquí queremos recomendarte nuestro Curso en Dietética y Asesoramiento Nutricional. No esperes mucho más, y consúltanos cualquier duda que tengas. ¡Te esperamos!
El Nutri-Score ofrece una valoración simplificada basada en un algoritmo que pondera nutrientes desfavorables (grasas saturadas, azúcar, sal, calorías) y favorables (fibra, proteínas, aceite de oliva, frutas y verduras) por cada 100 gramos o ml del producto. Si bien permite una comparación rápida dentro de una categoría, simplifica la complejidad nutricional y no refleja totalmente todos los aspectos saludables o perjudiciales del alimento, por lo que no debe considerarse una medida absoluta de calidad nutricional.
Confiar solo en el semáforo puede inducir a errores, ya que el Nutri-Score no considera porciones reales consumidas, ni otros factores como grado de procesamiento o aditivos. Además, algunas marcas pueden reformular productos artificialmente para mejorar su puntuación sin mejorar su calidad real, llevando a consumir alimentos ultraprocesados considerados «saludables» según Nutri-Score.
La voluntariedad limita la transparencia total del mercado, ya que si solo algunos productos incluyen Nutri-Score, el consumidor recibe información incompleta y puede no comparar todas las opciones disponibles. Esto favorece que algunas marcas eviten usar el etiquetado por tener puntuaciones bajas y dificulta una elección verdadera y homogénea.
Valorar por 100 gramos facilita comparaciones estandarizadas, pero no siempre refleja el consumo típico. Esto puede causar percepciones erróneas, penalizando alimentos densos en nutrientes que, en cantidades usuales, aportan beneficios sin excesos.
Las marcas pueden mejorar artificialmente el Nutri-Score agregando fibra, proteínas o reduciendo azúcar y sal, logrando mejores colores en el etiquetado sin que el producto deje de ser ultraprocesado o nutricionalmente desequilibrado. Esto puede causar confusión y falsear la percepción de salud de esos alimentos.
Esta situación ha sido una crítica recurrente. Nutri-Score puede penalizar alimentos tradicionales con perfiles nutricionales complejos y beneficiosos, por no incluir ciertos compuestos saludables o no valorar el grado de procesamiento, mientras que productos ultraprocesados, con reformulaciones simples, obtienen buenas calificaciones. Esto plantea dudas sobre la equidad y la capacidad real del sistema para reflejar la calidad nutricional.
La ausencia de estos componentes en la evaluación puede llevar a subestimar el valor nutricional real de productos como el aceite de oliva virgen extra, que tiene compuestos fenólicos beneficiosos para la salud pero no computados en el algoritmo. Esto resta confianza y precisión a algunas valoraciones.
Que se incluya el grado de procesamiento o factores cualitativos importantes mejoraría la precisión de Nutri-Score y evitaría dar una imagen sesgada. Actualmente, la percepción nutricional es incompleta porque solo considera unos nutrientes, pero no la naturaleza integral o procesada del alimento, lo que limita su utilidad para una elección saludable real.
Nutri-Score no puede ni debe sustituir la educación nutricional. Es una herramienta complementaria que facilita la compra rápida, pero depender solo de ella fomenta una visión superficial de la alimentación saludable. La educación sigue siendo esencial para entender la alimentación en su contexto global.
Podrían incluir criterios sobre el grado de procesamiento, reforzar la transparencia de ingredientes y evitar que productos ultraprocesados mejoren su imagen solo con reformulaciones superficiales.
Comprobamos el contenido y la veracidad del conocimiento presentado en este artículo a través de nuestro proceso editoria y de verificación de la información, para asegurarnos de que sea preciso y confiable
Conoce el proceso editorialBibliografía
