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Es posible que hayas visto algún perro con características físicas o anomalías que recuerden al síndrome de Down, propio de los humanos. En este artículo te contamos si existen realmente los perros con síndrome de Down y qué anomalías genéticas les pueden afectar y cómo.
El síndrome de Down es una condición genética que afecta a los seres humanos, caracterizada por la presencia de una copia extra del cromosoma 21.
En general, el ser humano dispone de 23 pares de cromosomas, no obstante, aquellas personas con síndrome de Down poseen una copia extra del cromosoma 21. En lugar de tener un par, tienen tres. Esta anomalía provoca una serie de características físicas que observamos en las personas con síndrome de Down y que se acompañan de cierta alteración en el desarrollo cognitivo y de alteraciones en el crecimiento y en el tejido muscular.
Entre las consecuencias que se pueden derivar de tener síndrome de Down están algunas como cardiopatías congénitas, apnea del sueño, enfermedad de Alzheimer, problemas de audición o de visión, obesidad, trastornos del sistema inmunitario, patologías gastrointestinales, problemas de la columna vertebral o leucemia infantil.
Si tienes un perro o si has pensado en tenerlo en el futuro puede que te hayas hecho esta pregunta.
La respuesta es no. El síndrome de Down es una alteración genética exclusiva de las personas. Es decir, la trisomía 21 tan solo es típica de los seres humanos. Los humanos tenemos 23 pares de cromosomas, mientras que los perros tienen 39 pares. Los perros no tienen un cromosoma 21, y sus estructuras cromosómicas y patrones de enfermedades genéticas son distintos. Por tanto, el síndrome de down, tal como lo conocemos en humanos, no tiene un equivalente directo en los perros debido a estas diferencias genéticas fundamentales.
Sin embargo, es posible que los perros experimenten trisomías cromosómicas de algún tipo, pueden dar lugar a dificultades cognitivas y fisiológicas o anomalías anatómicas.
Entre estas anomalías que puede padecer un perro están algunas como el hipotiroidismo congénito que causa retraso en el crecimiento, letargo, y características faciales distintivas.
Algunas razas de perros pueden nacer con dismorfias faciales que pueden hacer que su apariencia se asemeje a ciertos rasgos de los humanos con síndrome de Down, como ojos más pequeños u orejas malformadas. También pueden padecer trastornos del desarrollo que afectan a su crecimiento y comportamiento y que pueden tener origen genético.
Otras afecciones de los perros que pueden confundirse con el síndrome de Down son enanismo hipofisario, hidrocefalia congénita, deficiencia de la hormona del crecimiento o derivación portosistémica.
Los perros con algunas de estas anomalías genéticas tienen síntomas que pueden ser confundidos con los del síndrome de Down. Entre ellos están algunos como retraso en el desarrollo y en el crecimiento físico y mental, características de la cara inusuales o desproporcionadas, problemas cardíacos, dificultades de visión y auditivas, dificultades de aprendizaje y comportamientos inusuales.
En caso de que sospeches de que tu perro pueda tener alguna anomalía genética lo primero es llevarlo a una consulta con un especialista. A través de pruebas genéticas, observaciones del comportamiento y exámenes físicos profundos es posible llegar a identificar qué tipo de anomalía presenta.
Ten en cuenta que de ser así necesitará asistencia veterinaria frecuente, dieta adecuadas, cuidados especiales y un entorno seguro en función de sus necesidades individuales.
Los animales también poseen una determinada información genética con una secuencia específica. En algunos casos presentan un ADN muy parecido al de los humanos como son los gorilas. De hecho, solamente en primates no humanos se ha detectado un síndrome hereditario similar al síndrome de Down.
En el caso de los chimpancés tienen 24 pares de cromosomas, por 23 del ser humano. A nivel genético, tenemos una similitud de entre el 94% y el 99%, mucho mayor que la de cualquier animal.
Los gorilas poseen un ADN igual en un 98% al de los humanos. Los animales disponen de secuencias genéticas ordenadas también en cromosomas pueden sufrir trisomías de algún cromosoma. Como consecuencia es posible que presenten dificultades cognitivas y fisiológicas, así como en alteraciones anatómicas que le confieran un estado característico.
En general los animales con algún tipo de anomalía tienen más dificultades para sobrevivir en la naturaleza. Suelen ser abandonados por la madre después de nacer.
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