En este artículo encontrarás todas las claves acerca de cómo estudiar con calor sin que tu rendimiento se desplome. Y es que, aunque es indudable que las altas temperaturas suelen mermar nuestras capacidades, hay ciertos trucos y estrategias que pueden hacerte la vida más fácil.
¿Comenzamos?
Sin más dilaciones, veamos cómo estudiar con calor a través de 5 técnicas y estrategias que han demostrado plenamente su eficacia:
Aunque, en la mayoría de casos, las opciones son limitadas, procura elegir un lugar de estudio lo más fresco posible.
Incluso dentro de una misma casa, hay habitaciones a las que llega menor radiación solar o que tienen una mejor circulación de aire. Si tu cuarto de estudio es especialmente caluroso, procura mover tu mesa o instalarte en una estancia algo más fresca.
Como alternativa, puedes optar por estudiar en una biblioteca, si tienes alguna cerca de casa, ya que suelen contar con aire acondicionado.
Dentro de tu habitación de estudio, procura bajar las persianas en las horas de mayor radiación solar y ventila siempre que baje la temperatura exterior.
Estos dos pequeños gestos pueden hacer que disminuya considerablemente la temperatura interior.
Si no dispones de aire acondicionado, un pequeño ventilador puede resultar sorprendentemente eficaz para ayudarte a mantener la concentración.
Sin duda, las horas centrales del día son las menos adecuadas cuando se trata de estudiar con calor.
Por tanto, en la medida de lo posible, prioriza las primeras horas del día o las últimas de la tarde. Si encaja con tu ritmo de estudio y sueño, podrías incluso aprovechar parte de la noche para trabajar.
De hecho, si te concentras al máximo durante las horas más frescas, podrías incluso estudiar un tema en una hora.
Trata de tener agua fresca a tu disposición en todo momento, para ir tomando pequeños sorbos mientras estudias.
De hecho, la falta de hidratación está directamente relacionada con problemas para concentrarse o incluso somnolencia.
En cualquier caso, es preferible que evites las bebidas excesivamente azucaradas.
Aunque pongas en práctica las anteriores estrategias, es inevitable que estudiar con calor te provoque un considerable cansancio y algunos problemas de concentración.
Por tanto, procura separar tus bloques de estudio por frecuentes pausas y descansos que te ayuden a mantener la productividad.
Aprovecha estos descansos para estirar las piernas, salir de tu habitación de trabajo, beber agua y despejar la mente. En la medida de lo posible, evita quedarte sentado en el mismo lugar y consultar tus redes sociales o realizar cualquier otra actividad en tu ordenador o teléfono móvil.
Incluso podrías darte una ducha de agua fría cuando el calor sea realmente difícil de soportar.
Incluso aplicando todos los consejos que acabamos de ver, es probable que estudiar con calor afecte negativamente a tu rendimiento, ya que:
Por tanto, no te presiones en exceso y trata de adaptarte. Asume que necesitarás un poco más de tiempo y esfuerzo para ser productivo/a y aprovecha al máximo los días en los que la temperatura sea más favorable para el estudio.
Ahora que ya sabes cómo estudiar con calor para aprovechar de la mejor forma posible las temporadas de altas temperaturas, seguro que te resulta más fácil afrontar el verano sin que disminuya tu rendimiento.
¡Ánimo y suerte con el estudio!